|Capítulo 10|

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Las cosas en el pueblo se estaban saliendo de control, la situación cada vez iba de mal en peor.

Seis días después de que una pequeña niña de diez años fuera a la comisaría a reportar la desaparición de su hermano, las autoridades en la búsqueda del chico desaparecido encontraron su cuerpo internado en lo más profundo del bosque, su cuerpo ya estaba en estado de descomposición, según  los resultados que dieron los exámenes de la autopsia, el chico llevaba probablemente cinco días muerto, lo que quiere decir que había estado desaparecido durante unos ocho días aproximadamente.

Su cuerpo entero presentaba heridas y cortes profundos, se confirmó que había sido brutalmente torturado y que esas lesiones provocaron su muerte, pero el asesino en un intento de no tentar su suerte pensó que el chico seguía vivo por lo que le clavo un cuchillo en su pecho, justo en el lado izquierdo, directo hacia su corazón.

¿Cómo se todo esto?

Pues, yo estuve presente.

Estuve presente cuando hicieron la autopsia .

Estuve presente el día que dieron los resultados.

Estuve presente cuando el alguacil declaró que todo era totalmente cierto.

¿Por qué estuve presente en todo eso?

La respuesta es simple: Lucy.

Lucy es la niña de diez años que perdió a su hermano mayor en manos del asesino.

¿La conozco?

No, pero en eso estoy.

Lucy y Jhonatan vivían alejados del pueblo, su casa quedaba a unos cuantos kilómetros de la mina, vivían solos, no tenían ningún familiar cercano que pudiera ayudarlos, sus padres murieron cuando Lucy era tan solo una bebé, por lo que Jhonatan desde muy temprana edad tuvo que trabajar y hacerse cargo de su hermana.

Eso fue lo que Lucy me contó mientras íbamos camino a la comisaría.

Luego de que hallarán el cuerpo de Jhonatan, las autoridades no querían que Lucy viera en que estado se encontraba su hermano, por lo que yo como chica que también perdió a alguien importante, alguien que era todo su mundo, decidí acompañar a la pequeña mientras las autoridades esperaban los resultados y decidían que hacían con la niña.

Lucy y yo estábamos jugando en la pequeña y mugrienta sala de espera que había en la oficina mientras el alguacil y sus oficiales estaban intentando descifrar porque justamente Jhonatan se convirtió en otro afortunado, intentado comprender porque el asesino mataba a la gente que dejaría un vacío enorme en el corazón de otros.

Me preguntaba que necesidad tenia el asesino de hacernos pasar por todo esto, que necesidad tenia de matar gente inocente cuando finalmente llegaron los resultados.

Lucy y yo estábamos un poco cerca de donde se encontraban reunidos por lo que el alguacil decidió que revisarían los exámenes y hablarían en su oficina.

El espacio se sentía solo y vacío nada más con Lucy y conmigo, las pequeñas oficinas colocadas en las esquinas y a los lados de la habitación solo hacían que el espacio se sintiera más grande.

Mientras estaba ahí con Lucy, sentadas en el suelo, jugando con unas muñecas de trapos viejas y ya descoloridas muchas preguntas venían a mi mente, aumentando mucho más mi curiosidad.

Decidí acercarme a la oficina del alguacil para ver si podía intentar escuchar algo.

Le dije a Lucy que siguiera jugando mientras yo iba al baño, seguí el pasillo en el que anteriormente habían entrado el alguacil y los oficiales y caminé silenciosamente esperando que ninguno de ellos me escucharán, llegué al final del pasillo donde había una puerta de madera con un vidrio pequeño que estaba colocado justo en la parte central de la puerta por donde pude distinguir varias figuras, me acerque con mucho cuidado y me di cuenta de que la última persona que entró había olvidado cerrar la puerta por lo que había un pequeño espacio que me dejaba escuchar claramente todo lo que hablaban dentro de la oficina. Me acerqué lo más que pude y pegué mi cuerpo a la pared cerca del espacio entreabierto de la puerta, asome parte de mi cabeza y vislumbre la figura alta y robusta del alguacil, por lo que podía ver entre el espacio entreabierto de la puerta y el vidrio colocado en la parte central, el alguacil estaba detrás de su escritorio como el gran cabecilla que es, los demás oficiales de policía y los dos únicos médicos forense que había en el pueblo estaban alrededor del alguacil esperando a que el dijera algo.

Esperé pacientemente con el corazón acelerado, sentía que con cada latido que daba, cualquiera de las personas que estaban en la habitación continua podían escucharlo, mi respiración se estaba volviendo irregular, si a  alguien se le ocurría salir en estos momentos podría estar completamente en graves problemas, los nervios iban en aumento pero no podía echarme hacia atrás, necesitaba escuchar lo que tenían que decir, necesitaba saber cuales eran los resultados, necesitaba saber que había hecho el asesino con ese chico porque quizás si lograba saberlo podría quizás tener una nueva pista.

—No hay duda de que el joven fue otra de las víctimas de este asesino en serie —la voz del alguacil hizo que dejara a un lado todos mis pensamientos, agudice mi oído y me preparé para escuchar atentamente cada cosa que se hablara en esa habitación—. Según los resultados que dieron las pruebas de la autopsia, el chico de diecisiete años fue torturado, su cuerpo entero presenta quince heridas profundas, de las cuales una de ellas fue la causante de su muerte, sin contar con la herida que fue directa hacia su corazón.

—Suponemos que esa herida fue la última que recibió el joven por parte del asesino —habló una voz diferente. Miré entre el espacio pero todos estaban de espaldas por lo que no pude deducir de quien era la voz.

—¿Suponen? —esta vez la voz de una mujer hizo eco por toda la habitación. Reconocí al instante esa voz, era la voz de la primera oficial, la única mujer del cuerpo policial del pueblo.

—Si, suponemos —habló una nueva voz—. Los exámenes de la autopsia nos dieron a entender que mucho antes de recibir esa ultima herida, el corazón del chico ya había dejado de latir.

Por su voz muy profesional y por la manera en que se desenvolvía al hablar de los exámenes supuse que el que estaba hablando era uno de los dos médicos forenses que había.

—Entonces eso quiere decir que,  ¿el asesino solo lanzó una última puñalada para no tentar a su suerte y quedarse totalmente seguro de que el chico ya estaba muerto?

—Así es oficial Clark, eso es lo que suponemos el doctor Henry y yo.

La habitación quedó en silencio por largos segundos, sentía que el aire podía ser cortado con un cuchillo sin filo, una densa nube de intranquilidad y preocupación se estaba formando en todo el lugar.

—¿Qué vamos hacer, alguacil? —Por la voz reconocí que ese era el oficial Clark, el que segundos atrás hizo la pregunta al doctor.

No pude ver la reacción del alguacil pero si sentí como alguien dentro de la habitación soltaba todo el aire que estaba conteniendo en sus pulmones, y por la forma en que lo hizo supe con seguridad que había sido el alguacil.

—Las cosas se están complicando cada vez más en el pueblo —habló el alguacil en tono preocupado—. Por eso he decido tomar medidas drásticas para proteger a cada persona de este lugar, no podemos seguir permitiendo que esa rata sin corazón siga matando a la gente de nuestro pueblo.

Respire hondo y me prepare mentalmente para escuchar cualquier noticia que el alguacil tuviera que darle a sus oficiales.

—Haremos guardias dobles durante la noche, estaremos atentos a cualquier movimiento que haga cada persona, pero lo más importante de todo, habrá toque de queda para todo el pueblo, después de las seis de la tarde cada persona deberá estar totalmente resguardada en sus hogares, no saldrán ni dejarán entrar a nadie, ni siquiera si es su pariente más cercano, el toque de queda culminara a las seis de la mañana y volverá a empezar a las seis de la tarde, cualquier persona que este fuera de sus hogares durante la hora del toque de queda, pasará veinticuatro horas encerrado en la prisión.

Expulsé el aire que estaba conteniendo y me fui de regreso a la sala con Lucy, minutos después los oficiales y el alguacil seguidos por los médicos forenses salieron por el pasillo en el que minutos atrás había estado yo.

Asesinato Número 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora