𝖲𝖮𝖥𝖳 ↬ 𝐌𝐄𝐀𝐍𝐈𝐄

𝘷𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘯𝘶𝘦𝘷𝘦

Disculpen los errores.

■□■□■□■

Todos le miran raro.

Pero no es como si le importara.

Va corriendo como desquiciado por la escuela, intentando llegar lo más pronto posible a la enfermería.

Su corazón late errático y su respiración es irregular.

Corre tanto y tan rápido como puede, dando todo de sí, sus pasos resonando por los pasillos.

Finalmente, las puertas de la enfermería se extienden a su vista y acelera su carrera, esperando llegar de una buena vez.

Abre las puertas de manera estrepitosa, ocasionando un escándalo en el silencioso lugar.

—¿Dónde está?—le pregunta a una de las enfermeras, como si ella sólo con esa pregunta supiera de quién está hablando.

—Minnie, te dije que estoy bien.—escucha una voz a su derecha y voltea de inmediato.

WonWoo se encuentra recostado en una de las tantas camillas que hay ahí, SeungCheol sentado en una silla justo al lado del menor.

MinGyu se adentra por completo al lugar, regulando su respiración y sus latidos.

—Nada de que estás bien. Tienes cuarenta de fiebre, WonWoo.—le recrimina SeungCheol.—No sé cómo pudiste siquiera venir a la escuela en tal estado.

—Tenía examen.

—¿Y lo resolviste de forma correcta? Seguro que así como te sientes no pudiste contestar nada bien.

—Yah, no me regañes. No me gusta faltar a la escuela y lo sabes.—WonWoo hace un puchero.

MinGyu retiene su derrame nasal como puede.

No es momento para morir de comas diabéticos, su chico se encuentra en mal estado, con una alta fiebre y ojeras bajo sus ojos.

—¿Ya llamaron a su madre?—pregunta MinGyu.

—Sí. Ya no debe tardar en llegar.

—Minnie, no te preocupes. Estoy bien.

—Eres una masita testaruda y mentirosa. En la mañana me dijiste que tenías dolor de cabeza y te dije que te regresaras a tu casa. No sólo no me hiciste caso, sino que además me mentiste al no decirme que tenías fiebre.

—No te mentí. Sólo... descarté cierta información.

—Jeon WonWoo.—le recrimina MinGyu con su ceño fruncido.

—¡Ay! ¡En lugar de reñirme deberías darme mimos como un buen novio, Minnie! No quería que supieras justamente para no preocuparte, pero ahora que lo sabes, puedo decirte sinceramente que lo único que espero de ti ahora ¡son mimos! ¡Muchos, muchos mimos!

MinGyu le mira fijamente, sus ojos abiertos en demasía y su corazón derritiéndose en su interior.

—¿Qué-