Acércate

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Después del espectáculo de las canchas Charles insistía que había sido muy rudo con Elizabeth y argumentaba que ella tenía una técnica formidable para sacarme de mis cabales de forma extraordinariamente rápida, solo se estaba burlando de mí.

No importa como se mire, yo me había excedido y mi amigo que siempre veía las cosas de la mejor manera y justificaba mis acciones me lo decía, quería meditar ésta inusual situación.

Siempre me había jactado de mi buen juicio, mis buenos modales y mi alta tolerancia con los demás, pero la había perdido completamente con ella, una extraña de ojos verdes, la cuál me hizo perseguirla y perder el control.

Tenía suficiente tiempo para meditar, llegando a la residencia Bingley me disculpé con mi amigo y subí a mi habitación, en ella tenía gracias al cielo una botella de whisky y un frigobar a mi disposición, me quité la camisa del colegio y me servi una copa, el primer trago como siempre era amargo, me acerque al ventanal y me recargue en el marco, disfrutaba viendo el lindo jardín, que si bien era agradable no se podía comparar con los jardines de Pemberley.

No entendía porque de mi comportamiento y mucho menos el haber disfrutado de la pequeña pelea, era tal vez porque nadie se me había enfrentado tan abiertamente o porque ella no me conocía e ignoraba el peligro que yo implicaba, y eso era realmente exitante.

- ¿Porque tan pensativo amigo? - la voz de Charles me irritó un poco.

- Creía que tenías modales y que tocarías antes de entrar - dije girando para verlo.

- Lo hice pero no respondiste, creí que pasaba algo, pero ya veo que estás meditando - dijo señalando mi copa.

- Así es - no tenía ganas de hablar.

- Olvídalo bro, se a lo que te refieres, mejor trata de mejorar las cosas, en mi opinión esas dos chicas son diferentes a todas las que conocemos - la sonrisa de mi amigo no me tranquilizaba.

- Ya veremos.

- Bien, ahora tenemos asuntos más importantes Caroline está aquí - alzó los hombros en completa resignación - así que deberías venir a darle la bienvenida porque no creo que sea solo una visita.

- Ok, deja me cambio de ropa.

- Más bien te vas a poner ropa jajaja, no tardes.

Caroline estaba aquí, la hermana menor de Charles, no me disgustaba pero tenía suficiente con lidiar con mi propia hermana, si lo que había dicho era correcto tal vez pasaría aquí el año escolar, los momentos de paz iban a cambiar.

Bajé a la sala de estar y ahí estaba, una muñeca rubia de ojos azules, iguales a los de su hermano, siempre vestida a la moda, con actitud despreocupada y hasta cierto punto arrogante, esa era sin duda Caroline Bingley.

- Un placer volverte a ver Caroline.

- Ohh Will, no sabes cómo te he extrañado y a ti también Charles - su sonrisa era genuina, era bastante agradable tener a alguien conocido de hace tiempo.

- Bien ¿Te vas a quedar mucho tiempo? - La pregunta de Charles nos sorprendió a los dos.

- Que frío eres con tu hermana y si, voy a estar con ustedes una temporada, por fin me dieron permiso de venir- la satisfacción en su rostro daba algo de miedo.

El fin de semana no fue para nada relajante, escuchar la mudanza y las órdenes de Caroline todo el día me habían agotado mentalmente, solo esperaba que todo se calmara una vez que estuviera bien instalada.

Los cotilleos volvieron de nuevo al saber que habría una chica más que se estaba integrando al colegio y para mí suerte no tendría que estar con ella más que de forma estrictamente necesaria como en la comida ya que es dos años más joven que mi amigo.

Durante mis clases y fuera de ellas descubrí algo más de Elizabeth (y no es que la siguiera), algo que no había dejado que vieran de ella hasta ahora y era una actitud amigable, risueña y atenta, se desenvolvía bien, como si conociera el lugar y a todos desde hace mucho tiempo, tomaba distancia con las personas que en mi opinión así lo ameritaban pero se acercaba con las personas justas y eso era muy interesante, parecía que teníamos una visión muy similar de la gente y por ello tenía que disculparme con ella.

Estaba caminando por el jardín de la escuela cuando la ví sola, recargada en un árbol leyendo un libro, su cabello estaba suelto y caía de forma ondulada en sus hombros, esta vez no traía lentes y podía apreciar bien su rostro, no era tan llamativa como su hermana pero sin dura era hermosa, verla tan concentrada en la lectura le daba un toque de sensualidad que nunca había visto, en mi experiencia la mayoría de las chicas que conocían solo estaban enfrascadas en sus celulares o leyendo vulgarmente una revista de chismes.

Comencé a acercarme, tenía curiosidad sobre que estaba leyendo que la tenía tan concentrada y también quería ver su reacción cuando me viera, me iba a disculpar en ese instante hasta que alcance a leer el título  y me detuve, ahora entendía porque estaba tan entretenía en el libro, era nadas más que "El amante perfecto" de Stephanie Laurens, un libro romántico pero también sensual que hace tiempo ya había leído.

En si lo que me asombraba era que estuviera interesada en ese tipo de lectura, ¿Era tan romántica como su libro? Eso sería muy exitante de descubrir, me sonroje de mis pensamientos y me enfoque en la disculpa que debía.

Volví a caminar hacia ella cuando el viento movió su cabello ocultando la mitad de su rostro, fue cuendo ella se dió cuenta de mi presencia y me miró a los ojos, esa mirada me paralizó más que los sentido, era como si me estuviera rentando a acercarme más, levantó una ceja de manera desafiante y cerró el libro esperando ver si aceptaba o no el reto.

¿Que tanto ha leído esta niña en esos libros como para retarme así?

Sin despegarle la vista le sonreí, no de manera amigable, más bien seductora, ella se sonrojo y yo me acerque.

- Hola Elizabeth...

Yo... William Darcy Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang