II

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Shinichi se sentía fatal, como si hubiera estado bebiendo hasta caer inconsciente, y ahora al despertar sufriera una tremenda resaca. Poco a poco fue siendo consciente de nuevo del ruido de la ciudad a lo lejos, y empezó a tantear el entorno. Se hallaba sumido en una completa oscuridad, y con las manos notó tela, como si estuviera metido en una especie de fardo. Aquello le alarmó, pues los acontecimientos recientes de la noche volvieron a él, y por su mente paso la posibilidad de que le hubieran secuestrado, o algo similar, de modo que empezó a agitarse nervioso.

Tras unos angustiosos segundos finalmente dio con la apertura en la parte superior del fardo. Al moverse para salir, el tobillo le recordó, con dolorosa insistencia, que se hallaba lastimado lo que le arrancó un quejido de dolor.

- Mm... ¿Tantei-kun? - escuchó a lo lejos una tímida voz, y Shinichi la identificó rápidamente como la voz de Kid. Además de que sólo él le llamaba con ese apodo.

- ¿Kid? - preguntó Shinichi, mientras asomaba la cabeza y miraba a su alrededor.

Seguía en el parque Thoto a juzgar por los árboles y las farolas que vio, pero no había rastro de Kid, sólo vio a un gatito blanco cerca de él que le miraba. ¿Se había imaginado acaso que Kid le había llamado? Y si no era así, ¿dónde estaba? Debía averiguar qué había pasado en el tiempo que estuvo desmayado.

Kaito se había acercado de mientras, y observaba curioso al detective. Kudo se había convertido también en un gato, y en uno muy bonito, tuvo que admitir para sí mismo. Su pelaje era negro azabache, y sus ojos seguían siendo tan azules como un zafiro, de modo que resaltaban en su cara gatuna como dos faros luminosos. ¿O siempre habían sido así de azules? Kaito no estaba seguro, pero ahora sentía que era incapaz de dejar de mirarlos.

De repente el detective se quedó estático, y su cara adoptó una expresión de pánico mientras observaba sus ropas tiradas, lo que preocupó bastante a Kaito.

- No puede ser... otra vez no... No de nuevo...- murmuraba el detective a toda velocidad, mientras su respiración se volvía un jadeo ahogado, y comenzaba a temblar de forma incontrolable.

Fue cuando Kaito se dio cuenta de la posible causa de la reacción de Shinichi.

- Metantei, cálmate... - le dijo, intentando transmitir tranquilidad al detective. Shinichi se volvió a mirarle, con la boca abierta. - No te has vuelto un niño de nuevo...

- ¿A-acabas... de hablar...? - Agitó la cabeza, y se rio de sí mismo - No, eso no es posible... Los gatos no hablan...

- Me temo que si lo es, Tantei-kun... Tú mismo te has convertido en gato también.

- ¿Qué broma es ésta? Éste gato no es Kid y yo no soy... - Shinichi se miró las manos, y enmudeció. Se miró el cuerpo, se tocó la cara, agitó la colita... - ¡Kid! ¿¡Qué has hecho!?

- Te aseguro que yo no he tenido nada que ver... - bufó Kaito, mientras estudiaba los alrededores - Es a causa de una mala broma de una bruja loca.

- No puede ser real... Esto es un sueño... Me voy a despertar en cualquier momento... - retrocedió unos pasos en shock. El dolor del ¿tobillo? ¿la pata trasera? regresó para torturarle, y para confirmarle que no soñaba.

Shinichi fue a su chaqueta y sacó con esfuerzo su móvil. Al ver su reflejo en el cristal, notó como un nudo se le hacía en el estómago. Un débil gemido escapó de sus labios. Igual hubiera sido mejor volver a ser un niño.

- No creo que puedas usarlo - le dijo Kaito al ver que permanecía quieto mirando la pantalla - Ya lo he intentado yo con el mío, las patas de gato no pueden desbloquear.

Un Problema Peludo y MulliditoWhere stories live. Discover now