Derrota y abandono

6K 150 6
                                    

[Escena de la mañana siguiente a la muerte y entierro de Ivanov y Gonetti. Casa de Conway antes de que Gustabo y Horacio fueran a ir a verle]


¡Mátame a mí!
¡¡MÁTAME!!

Jack despierta de golpe. Abre los ojos de par en par y comienza a toser, sintiendo que le falta el aire. Intenta levantar la cabeza pero le pesa tanto que es incapaz de moverse. Sus ojos le dejan ver de cerca la suave alfombra sobre la que está tendido.

No ha dormido absolutamente nada. Le duelen los ojos de tanto llorar, además de la garganta de gritar y el quemazón del whisky barato junto con el tabaco.
Así es exactamente como olía aquella habitación: a derrota y abandono.

Con un gran sobreesfuerzo y torpeza, Conway consigue darse la vuelta y quedarse boca arriba completamente cansado. Observa absorto el ventilador de techo como da vueltas mientras se balancean suavemente las finas cadenas que lo enchufan. No puede evitarlo, está tan cansado que deja las lágrimas brotar, ya no siente dolor, salvo en el alma.

Al estirar uno de los brazos sobre la alfombra, su mano chocó contra una botella de cristal. La agarra con urgencia y se la lleva a la boca, pero no cae más que una gota de whisky que moja sus labios resecos y resbala hacia un lado.
Cabreado, lanza la botella quebrándose en pedazos. El ruido de los cristales rotos se mezcla con la música de su teléfono móvil recibiendo una llamada.

Jack gritó con furia. La melodía martilleaba su cabeza y le aturdía. Intentó taparse los oídos sin éxito y puso toda su rabia en levantarse.
Como si mil botellas de cristal se hubieran quebrado en su cuerpo, así se sentía al intentar ponerse en pié. Se arrastró por la alfombra gateando de manera torpe hasta alcanzar el sofá, donde estaba el teléfono.

Ni siquiera miró la pantalla, rechazó la llamada de forma mecánica sintiendo alivio con el silencio. Con un esfuerzo más, se quedó sentado en el suelo, apoyando la espalda en el sofá.
Dejó el móvil a su lado y encontró el paquete de tabaco casi a sus pies. No dudó en cogerlo y encenderse un cigarro, dejando llevar su respiración con cada calada.

Miró hacia la ventana con las cortinas corridas. El salón estaba totalmente oscuro pero se podía ver que era de día y el sol no daba ninguna tregua.

—El sol siempre brilla… —susurró Conway.

De nuevo su móvil sonó, esta vez por un par de mensajes que llegaron casi al unísono. Se quedó mirando el teléfono totalmente con la mente perdida hasta que la ceniza de su cigarro cayó sobre su pierna y le hizo reaccionar dando otra calada.

Pero ya había escapado demasiado tiempo… su cabeza volvió a volcar los recuerdos como el impacto de un táser. Volvió a vivir el sonido de los disparos, los gritos de sus agentes y las amenazas del enemigo.
La tristeza comenzaba a convertirse en desesperación. Gritó mientras sujetaba su cabeza y maldecía a los mal nacidos que habían asesinado a sus hombres.

Deseaba estar muerto. Él tenía que estar enterrado con el cuerpo acribillado a balazos. ¿Quién iba a llorar la muerte de un super intendente cabrón? Ivanov y Jesús podrían estar ahora riéndose con sus familias de lo hijo de puta que era Conway y el alivio de no tenerle tocando las pelotas.
Pero no.
Ahí estaba… destruido por dentro y con dos muertes más a sus espaldas. Llorando, borracho y al borde de cualquier maldita locura.

Su teléfono volvió a sonar, pero esta vez lo alcanzó con rapidez y colgó antes de que la melodía sonara demasiado. Se fijó en los mensajes y con la vista algo borrosa por las lágrimas pudo ver que Gustabo y Horacio les habían escrito.
Ese par de gilipollas al que Jack les había cogido cierto cariño. Tan descerebrados pero humildes y honestos. Con ganas de ser algo mejor y la buena intención que nace de ellos.
Ese par de subnormales que formaban parte tanto del equipo como de su vida.

Con la mano temblorosa pulsó el mensaje de Gustabo y leyó: "Abueloooo"
Obviamente le invadió esas ganas de cagarse en su puta vida, como de costumbre, pero estar tan derrotado le hizo no responderle.

Releyó los mensajes anteriores y las brillantes respuestas de Gustabo. Era el único gilipollas capaz de arrancarle una sonrisa en un momento serio.

—… que anomal soy. —Se dijo a sí mismo dejando el móvil a un lado—. Joder como les pase algo…

Recopilación;; One shot - SpainRP GTAVWhere stories live. Discover now