7. El primer desayuno en casa de los Gardner

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Anne sin experiencia, sólo por instinto comenzó a desabotonar la ropa de Gilbert, dejándolo a torso desnudo. Con sus manos comenzaron a explorar el cuerpo del otro, las caricias que éstos se daban eran cada vez más profundas, cuando de pronto, se sintieron tres golpes en la puerta...ambos quedaron en silencio mirándose, agitados, saliendo de a poco del trance en el que estaban. Nuevamente se escucharon tres golpes en la puerta. Gilbert, puso su dedo índice en la boca, para que ambos mantuvieran el silencio, mientras se preguntaba quién podría ser. Nuevamente golpearon la puerta.

- ¿Gilbert? ¿Estás? -Era Owen Ford, alumno de segundo año, de la fraternidad de los Lambs.

Gilbert al notar la insistencia de la persona que lo llamaba, tomó su camisa y se comenzó a vestir, le hizo una seña a Anne para que se escondiera atrás de la puerta, quién tomó una manta que estaba a los pies de la cama de Gilbert y se cubrió, mientras se dirigía al lugar que le indicaban. Al ver a Anne escondida, el pelinegro abrió la puerta.

- ¡Hola Owen! Disculpa, estaba durmiendo. – Dijo Gilbert mientras se abotonaba su camisa. Owen notó que algo no encajaba del todo con lo que decía Gilbert, primero, tenía el pelo mojado, luego se encontraba semi vestido... nadie duerme así, muy extraños hábitos tiene este chico, pensó.

-Eh, sólo pasaba a decirte que esta semana antes del Baile de Acción de Gracias será tu iniciación en los Lambs, sabemos que tu novia vino a visitarte. -Dijo Owen, a lo que Gilbert comenzó a cambiar los colores de su cara, pensando que habían visto a Anne ingresar a su habitación. -Así que la idea es avergonzarte delante de ella. Sólo pasaba para advertirte. ¡Nos vemos! -Dijo Owen en tono burlesco.

- ¡Gracias por advertirme! -Dijo Gilbert despidiéndose de Owen. Cerró rápidamente la puerta y puso seguro.

-Debiésemos vestirnos y acompañar a Diana y Fred a la casa de té, los hemos dejado mucho tiempo solos. -Dijo en voz baja una sonrojada Anne, que se encontraba aún en ropa interior cubierta con una manta.

-Tienes razón, me pondré una camisa seca y te dejaré sola para que termines de vestirte... a menos que, quieras continuar en lo que estábamos. -Dijo un coqueto Gilbert con una sonrisa torcida traviesa, mientras seguía mirando a su novia que estaba en paños menores.

-Después con calma hablaremos de eso. Cámbiate de ropa, me esperas afuera y vamos a acompañar a Diana y Fred. No quiero que mi amiga sienta que la he abandonado. -Dijo la pelirroja con sus mejillas sonrojadas mientras le daba una mirada cómplice a su novio.

Gilbert se vistió rápidamente y salió del cuarto, sin dejar de mirar a su novia, pasándose a llevar con la puerta, por su distracción. Lo que causó risa en Anne, quien sacó un corsé seco de su maleta, mientras reía por dentro, pensando que, por esa incómoda prenda, quizás hasta dónde hubiesen llegado si no hubiesen tocado la puerta. Sonreía sola, y rápidamente comenzó a vestirse. Se arregló el cabello y le avisó a Gilbert que estaba lista, para que no la vieran salir de la habitación.

La pareja tomó rumbo a la casa de té donde los esperaban Diana y Fred. Al llegar al lugar notaron lo cómodos que sus amigos se veían conversando, que ni repararon cuando estos llegaron.

- ¿Qué te pareció la universidad, Anne? ¿Se parece a Queen's? -Dijo Fred al notar que la pareja se les había unido.

- Definitivamente es mucho más grande que Queen's, los parques son hermosos. -Dijo Anne mientras daba a Gilbert una mirada cómplice.

- ¿Qué te pareció el lugar, Diana? ¿Cómo estuvo la compañía? -Dijo Gilbert molestando a sus amigos.

-He pasado una grata tarde, el violinista es fantástico, claramente más de lo que esperaba. -Dijo Diana mientras daba una tierna mirada a Fred, que seguía completamente cautivado con la pelinegra.

Continuando la historia AWAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora