capítulo 11: memoria sensorial.

525 59 18
                                    


POV SYAORAN

¡¡ Qué rayos !!! —un ruido constante no me permitió seguir durmiendo, era una especie de golpeteo en la pared de junto.

Al mirar el reloj solté un suspiro de resignación, eran las ocho de la mañana de mi último día libre y tenía que aparecer un desquiciado con la ocurrencia de causar un alboroto fuera de mi apartamento, por un momento pensé en levantarme y ponerlo en su lugar pero desistí de ello al moverme y sentir un agudo dolor en el flanco derecho que me regresó a mi posición inicial.

Mi cansancio se debía en mayor parte al hecho que la noche anterior me desvelé esperando la llamada de Sakura avisándome que había llegado sana y salva a su hogar, aunque pensándolo bien no fue ese el motivo ya que luego de recibirla seguía sin poder conciliar el sueño, cada vez que cerraba los ojos a mi mente llegaba la imagen de Sakura y sonreía como un idiota al recordar todo lo vivido en tan pocas horas.

Al no poder dormír hice un breve repaso de los últimos acontecimientos intentando comprender cómo era posible que una mujer que hace un mes era una completa extraña podía ser la responsable de casi volverme loco, de mi bipolaridad y de que posiblemente Eriol se burlara de mi por lo que me restaba de vida.

Me hallaba divagando en dichos recuerdos cuando una voz femenina llamó mi atención.

Si gusta puede dejar esa caja ahí.

Como usted diga, dejaremos los objetos más pesados en su ubicación final y usted después acomoda los más pequeño —respondió una voz, esta vez un masculina desconocida para mi.

El concierto de golpes y chillidos duró alrededor de diez o quince minutos más por lo que asumí ya no podría seguir durmiendo. A regañadientes comencé a moverme con claras intenciones de levantarme de la cana hasta que un dolor agudo atravesó mi flanco derecho.

—¡Auch! —gemí llevando mi mano hacia dicha área.

Si bien había logrado descansar mi cuerpo luego de la paliza que recibí por parte de Sakura fue gracias a ese breve dolor que recordé el motivo por el cual había dejado de practicar artes marciales. Durante años me desempeñé como policía y detective, actividades que conllevaban un riesgo inconmensurable y en los cuales sufrí bastantes "accidentes" que hasta la fecha me tenían con algunas secuelas y cicatrices como recordatorio que si seguía exponiéndome de esa forma necesitaría más vidas que un gato.

Producto de ese repentino dolor es que tomé la sabia decisión de quedarme un par de minutos recostado, claro, con la esperanza que el ruido exterior cesara y me permitiese descansar un poco más, pero fue en vano. A pesar de tener la puerta de mi apartamento cerrada y de que las paredes eran bastante gruesas podía escuchar a la perfección el diálogo que sucedía en el exterior.

Con esto último terminamos señorita. —escuché la voz masculina que había oído hace poco anunciando su despedida.

Muchísimas gracias por su ayuda —respondió la dulce voz.

Una vez que la paz reinó en mi entorno y ya mi cuerpo había dejado de doler,  me levanté para darme una ducha y luego tomar un desayuno ligero, aún tenía bastantes pendientes que realizar con respecto al caso de Tomoyo, pasear a Hayate y luego bañarlo, con tanto por hacer lo mejor era apurar el paso.

Todos los días me la pasó pensando, como podría ser feliz, sabes que me gustaría poderte algún día ver. El viento sopla muy fuerte, cuando me vez sonreír, abrazarte muy fuerte, para poder tenerte y así poder quererte y ser muy feliz —  repentinamente una melodiosa voz se escuchó al lado de mi apartamento,  una voz tan dulce y sutil por lo que no pude evitar pegar mi oreja a la puerta para continuar oyendola—. yo quiero amar a alguien, es lo que necesito, aprovechar la oportunidad, cuando suenen las campanas del destino, yo sé que las puertas se abrirán.

Sanando Un Corazón HeridoWhere stories live. Discover now