Pesadilla

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Sudando, la noche se hace eterna, apenas logro conciliar el sueño. Mi respiración es aguda, no sé lo que me sucede. Al fin me logro dormir.

Estoy en un autobús, me siento desnudo, vacío, como si algo me faltara. Al mirarme veo que  falta mi ropa, algo no está bien. Al mirar por la ventanilla se me acelera el corazón, ahí estaba ella, sin esa cálida sonrisa. Algo en mi corazón dice que vaya a buscarla, necesito respuestas.

Bajo en el intencambiador, no la veía, ¿ estaré Volviéndome loco? Corro bajo la lluvia, tengo la sensación de que está en algún lado, la desesperación me impide pensar con claridad. Sigo corriendo, cada vez la lluvia es más fuerte, salto sobre un jardín y caigo, me duele todo. No sé qué pensar.

Al levantar la cabeza, la veo caminar, tenía una cara de seriedad, incomodidad, algo que me decía que no quería verme, pero aún así luchaba por preguntarle, ¿por qué te fuiste y dejaste éste hueco en mi interior? Las preguntas hacían que me enloqueciera, no era yo, era ese lado que estaba muy oculto en mi subconsciente y no quería salir.

Veo unas escaleras, ella comienza a bajarlas y yo corro aún más rápido, necesito escucharla. En el fondo, había un campanario, eso nunca se me olvidará. Las escaleras así cómo el campanario, eran en tonos rojos y blancos que agudizaban mi pena. Por fin la alcanzé, el agua corría por mi frente, casi no lograba distinguirla de mis lágrimas, estaba allí entre mis brazos estirados contra una pared. Necesitaba esas respuestas, y aún el destino fuera cruel, las iba a obtener. Me suponía muchas cosas, las lágrimas y la lluvia eran tan crueles, solo me hacían sentir más vacío. Entonces con temblor en mis labios, al fin pregunté:

-¿Por qué?, ¿por qué te fuiste y me dejaste tan solo?, ¿había otro o solo fui un capricho?.

En ese momento, cuando por fin me fue a contestar, el sueño se terminó. No sé el por qué, quizás fuera porque sentía miedo de escuchar su respuesta.

En la vida he tenido infinidad de pesadillas, pero esta, sin duda, fue la más cruel, incluso ya despierto las lágrimas aún seguían brotando, sin que pudiera remediarlo.

Es verdad lo que dicen, la vida está hecha de la misma materia que los sueños, pero hay que tener cuidado, hasta las cosas más triviales, pueden convertirse en pesadillas.

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