Si es que se odiaban

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<<<< pd: No saben lo que me cuesta escribir una escena sexual, no tengo ni puta idea pero hago el intento >>>   *I don't own the picture* 

La mejilla de Macarena rozaba la de Zulema y en ese momento no supo diferenciar si el placer que sentía era de tal inmensidad simplemente por el hecho de que estuviesen jugando con su parte intima, o <peor aún> porque la persona que lo hacía era la misma que le respiraba a menos de dos milímetros, poniéndole aún mucho más.


Intentaba besarle el cuello a la morocha durante la secuencia pero no podía evitar soltar gemidos de placer. No podía con todo y aunque quisiera disimularlo, sus suspiros eran cada vez más agitados y fuertes.

Zulema le miró fijo, y empezó a direccionarse hacia su zona intíma dándole besos por todo el cuerpo, junto con alguna que otra <nada leve> mordida. Macarena sentía una mezcla de escalofríos y una adrenalina imposible de controlar.

Mientras que la morena lamia las bragas de Macarena, para luego terminar de quitárselas por completo, seguía jugando con sus dedos y provocándole mucho más placer.

Macarena mantuvo sus ojos cerrados, intentando contener las sensaciones. Con su mano tomo el pelo de la morocha, que seguía haciendo su magia, y cuando le miró, cuando vio una vez más quién era la que le estaba haciendo suya, no pudo contener más su satisfacción y lo dejó escapar en un último gemido.

Zulema sonrió levemente y se dirigió hacia la boca de la rubia para darle un beso suave, pero profundo.

Se alejaron un poco, se miraron una vez más, y cada vez que lo hacían el beso terminaba acelerándose. La secuencia se repitió varias veces, hasta que ambas terminaron rendidas en la cama.

Ninguna dijo una sola palabra.

Zulema se giró a su derecha para ponerse a dormir, y Macarena entre todo el cansancio incluso dudó qué hacer en ese minuto. No sabía si darle un beso, o abrazarle, y es que con esta mujer nunca se sabía qué podría molestarle y qué podría gustarle. <Qué más da> pensó una vez más. No iba a dejar de ser ella misma.

Apoyó su mano cerca de la cintura de la morocha y le dio un beso en la mejilla, sin esperar nada a cambio.

Zulema tomó la mano de Macarena, se la acercó hasta su pecho y le besó.

Antes de quedarse dormida finalmente, Zulema recordó que lo que hacía podría estar bastante mal, ¿iba a ilusionar a Macarena para luego dejarla sola? ¿pero ilusionarle de qué? Si es que se odiaban..

No, tal vez no se odiaban. Pero por lo menos no se querían.

Quiso convencerse.

Tal vez, solo tal vez, Macarena al igual que ella quería pasarla bien por una noche y ya.

Aunque muy en el fondo sentía que eso no cuajaba por donde se lo viera.

Nada de lo que sucedió esa noche volvió a repetirse.

Bueno, al menos no tantas veces.

Zulema tenía en claro que no quería hacerle mal a Macarena, pero tampoco podía explicarle lo de su enfermedad, ni lo que sentía ¿lo que sentía?

Ambas eran muy directas siempre en todo, pero respecto a ésto nadie se animaba a poner las cartas sobre la mesa. Cuando sucedía, sucedía y ya.

Macarena no iba a preguntarle a Zulema <qué cojones estaba haciendo> porque tenía en claro que era impulsiva y que hacía lo que quería, asique al planteo prefería ahorrárselo.

A veces, algún fin de semana en que celebraran un buen atraco, entre alcohol y música el ambiente justificaba lo que fuera a darse. Y ese fue el trato.

¿Y si me pones qué? (Vis a Vis el Oasis)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora