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—El día de la desgracia.

Samuel llevaba más de un mes entero fijándose en el chico de intercambio que había llegado hacia unos meses atrás, ¿cual era la razón? El mismo no lo sabía, quizás era el hecho de que había desarrollado una especie de crush en el, estaba comportarse como toda una colegiala enamorada, quería acercarse al rubio... pero había un problema; no hablaba casi nada de español.

Rubén Doblas era el nombre de aquel chico traído de noruega, su madre era noruega y su padre español, pero el había crecido la mayor parte de su vida en una pequeña ciudad de noruega, sin aprender nada de español o al menos eso hasta que llegó su mejor amigo Mangel a su vida, pero a lo largo de los años, a penas había aprendido a decir un par de palabras y entender una que otra frase que le dijesen, pero el chico apenas podía formular palabras.

Todo aquello, era el mayor problema de Samuel.

Intento buscar soluciones, maneras de acercarse al joven noruego, pero no había nada que pudiera conectarlo a él, o al menos eso creía hasta que tuvo una magnífica idea; estudiar noruego.

Sí, así como lo leen, Samuel DeLuque había pensando que era una magnífica idea llegar y estudiar noruego con todas sus fuerzas, para llegar y conquistar al hombre de su vida, el pelinegro creyó que aquella era la mejor idea que había tenido en todos sus años de vida... pero quizás estaba un poco equivocado.

Samuel pasó toda una semana estudiando arduamente, llegó a un punto en el creyó que estaba listo para hablarle al chico por el cual estaba haciendo todo aquello.

Así que cuando el lunes llego, se había estado preparando mentalmente para hablar con el chico de su sueños.

—Joder... siento como mis tripas se retuercen —Habló el pelinegro para sí mismo, pudo divisar a el rubio entre los estudiantes, parecía algo perdido desde su perspectiva, pero no iba a pararse a pensarlo demasiado.

Samuel tomó aire, intentando calmar todos los nervios que sentía en su interior y comenzó a caminar de manera firme en dirección al chico, aunque conforme avanzaba sentía como sus piernas se volvían cual gelatina. Cuando el pelinegro estuvo lo suficientemente cerca del rubio tocó su hombro para llamar su atención, quien inmediatamente se dio la vuelta.

—¿Si? —Pronunció Rubén una vez pudo distinguir al contrario.

—H-Hola, jeg heter S-Samuel —La voz del más bajo se escuchaba realmente temblorosa y apenas podía hablar.

—Jeg er Ruben, du snakker norsk? —Hasta ese punto Samuel había entendido la presentación del rubio hasta un 50%, pero no tenía idea si iba a poder soportar el resto de la conversación.

—Sí... —El más alto podía distinguir la mala pronunciación del contrario, pero no pudo evitar tener una sonrisa en sus labios al escucharlo; le parecía bastante adorable —Vil du se poteten min?

Y ahí estaba, intentando decirle que si quería salir con él, pero no recibió más que una mirada extraña del contrario, mirada que Samuel en definitiva no pudo descifrar.

—Din poteten? —Rubén no estaba entendiendo nada y Samuel estaba al borde del pánico —Jeg forstår ikke hva du sier. ¿Prøver du å gjøre narr av meg eller noe? Det er ikke morsomt... [No entiendo lo que dices. ¿Estás intentando burlarte de mi o algo así? Eso no es gracioso]

Y ahí era cuando Samuel se ponía a llorar, no estaba entendiendo nada de lo que estaba diciendo el contrario, con suerte ahora mismo podía recordar cómo decir hola en español.

—Eh... ¿ha det?

Fue lo último que alcanzó a decir el más bajo antes de salir corriendo en dirección a quien sabe dónde, dejando a un Rubén muy desconcertado por lo que había pasado, había sido demasiado extraño, lamento un poco no tener a Mangel o Alexby a su lado para poder hablar con el pelinegro y ver lo que le sucedía, pensó que el más bajo no se veía con malas intenciones.

—Så merkelig... [Que extraño...]

‪Dictionary‬ [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora