Las palabras

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King Boo versión humana, arte de: ghastlykingboo (https://ghastlykingboo.tumblr.com/post/112629141074/ask-a-question-if-you-must-but-keep-in-mind-im-a). 

Jue sep

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Jue sep. 28, 2017.
12:03 A.M. 


Luigi Bros. Esa era su designación. No por fe, ni por bautismo, o acierto de su madre, sino que fue aquella que tuvo que largar el forro para buscarla, hallarla y vestirse con ella. Su oficio era vender palabras. Recorría el país: desde las regiones más altas y friolentas, hasta las orillas más calientes y bajas, instalándose en pueblitos, ferias o mercados; donde con solo cuatro palos, un lienzo, y un toldo para ampararlo del sol con la lluvia, escribía la información fundamental para atender a su clientela. No era de mucha importancia pregonar su mercaría, porque de tanto andar de un lado a otro, todos lo conocían. A lo largo de su travesía, hubo almas sencillas que lo resguardaban en sus techos de un año para el siguiente, y en lo que aparecía por las aldeas con su atado abajo del brazo, hacían la cola frente a su tenderete. 

     Vendía a precios justos: por cinco monedas entregaba versos concebidos de su memoria, por siete mejoraba la calidad del soñar, por nueve escribía cartas de amor, por doce inventaba insultos para los enemigos más despiadados. ¡Por supuesto que vendía cuentos! Pero no únicamente cuentos de hadas. Sus relatos eran la aventura con el desenlace asomándose a este punto de que lograba ganarse un poco la vida, y continuar escapando de la indigencia. Recitadas de manera corrida, sin omitir ningún elemento. Siempre en cada locación, predominaba una audiencia que esperaba oírlo, valorar el sensacional talento que tenía con la poesía. Rumores foráneos alegaban que por cincuenta monedas, otorgaba una palabra secreta para apiolar la melancolía. Evidentemente, cada término dado por él no era rayado en constancia, simplemente para evitar las falacias. 

     Nacido en el rincón mísero de la nación, pasando hambre y fatiga de los siglos. Tocar enterrar a varios hermanos menores durante los crudos períodos de sequía, quedando él solo con su hermano mayor, Mario. Allí fue que cayó en cuenta, que pronto su espíritu sería el próximo. Con la promesa de regresar para sacar a sus seres queridos de la crisis, echó ida como sus piernas lo aguantarían por las llanuras rumbo al mar. Topándose con otras familias en marcha, intentando propagar alegría, saludaba atentamente y se lo devolvían; pero con el paso del tiempo, muchos cayeron o fueron sometidos a la tortura de soltar sus pertenencias, dado que el peso no les permitía seguir vagando. No obstante, Luigi mantuvo el aliento. Con sudor en la frente, finalmente arribó a las primeras aclamadas zonas marítimas. Acabados hilos de agua, casi imposibles de otear, alimentaban una rica vegetación y más adelante se alternaban en riachuelos enteros, para dar con el océano. 

     Se había salvado la vida. Justamente fue visible el descubrimiento de Luigi, que iba a ser un hombre solamente con la compañía de las palabras. 

     Al tocar un pueblo a las proximidades de la costa, el viento le aventó a sus pies una hoja de periódico arrancada. Tomó el papel decolorado quebradizo, y estuvo un rato observándolo tratando de adivinar su uso. En realidad, fue más la curiosidad que timidez. Notó de cerca a un varón antropomórfico lleno de calderillas doradas en los pelos. Su piel trazando escamas y verdosa. Su indumentario traía capas rojas para prevenirse del sol; al parecer estaba lavando su caballo, en el mismo charco turbio donde el castaño apagaba su sed. 

El que vende palabrasWhere stories live. Discover now