• conway •

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Título: old friends.
Número de palabras: 788
Tipo: One-Shot | Una parte.
Historia: Superintendente [ Conway x Lectora ]

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El atraco iba viento en popa, yo ya daba esto por ganado.

— Vamos, M, ayúdame con estas bolsas, L, ¿negocias tu? — Así es, nos llamábamos por letras, yo era L, y mi mejor amiga era M, mientras que los dos restantes eran H y G.

— Oh yes amigo, negocio yo. Sabes que se me da bien la labia. — Dije alegre marcándome un bailecito. Rebosaba felicidad, había salido todo como esperaba, solo faltaba la huida, que la teníamos perfectamente planeada.

— Creo que han llegado nuestros amigos. — Comentó H, uniéndose a la conversación.

— ¿N-nos vais a m-matar? — Cuestionó uno de los rehenes que teníamos arrodillados. Si no me equivoco este se llamaba Segismundo. Me acerqué a él.

— Si te soy sincera, tú me caes bien, así que por ahora no te voy a meter un tiro en la sien. — No quería que se tomasen confianzas pero le dije la verdad, me caía bien. Después de esto le guiñé un ojo y me levante, para dirigirme a negociar.

Al acercarme a la puerta de cristal, pude divisar un sujeto trajeado, con unas gafas de sol y una pistolera, vaya vaya... Cuando vio que me acercaba su semblante ya serio, se transformó en uno que irradiaba miedo; se con que intención lo hacia...pero a mi eso no me funcionó.

— Pero bueno, a quien tenemos aquí, ¿Superindigente puede ser? — Comencé de broma, como era habitual en mi.

— Súperintendente, anormal. — Dijo de mala leche.

— Parece que no ha tenido un buen día señor, ¿Que le parece si le ayudo con eso? — Me encantaba jugar con los policías, normalmente funcionaba con los oficiales. Aún que sabía que con él no iba a funcionar.

— Mira muñeca, puedes vacilar a cualquiera de los anormales que tengo por policías, pero conmigo no vas a poder jugar. — Sentenció con un tono de voz más grave que el que estaba usando anteriormente.

— Está bien, vayamos al grano. — Seguí hablando de forma divertida, por mucho que me dijese que con el no funcionaba, en un fondo se que le incomodaba. — ¿Que me ofrece, Daddy?

— ¿Como me has llamado, niñata? — Preguntó ofendido.

— Daddy. — Repetí vocalizando mucho más.

— Joder, soy el superintenden... — Interrumpí.

— Huida limpia, sin clave de Robert, nada de trucar las motos y fuera pinchos y obstáculos, te doy todos los rehenes. Ah y dos segundos después de comenzar la huida por el 10% del botín. — Hablé rápido intentando no dejarle ninguna pausa para replicarme.

— El 25% — Dijo él mirándome a la única zona de la cara que se me veía a parte de la boca, los ojos.

— 15 — Trate de convencerlo.

— Espera, ve sacando a los rehenes, el resto está bien. — dijo aprovechando que sacaba a los rehenes para pensar su respuesta.

Una vez todos los policías que habían fuera se encargaban de los rehenes, el señor superintendente volvió a su conversación conmigo.

— ¿Y bien? — Dije apoyándome en mi AK-47.

— El 20%. — Dijo, yo rodé los ojos y me incorporé. Miré al rededor mío, mis compañeros estaban recogiendo más bolsas con dinero y comprobando que no quedase nada por registrar, lleve mi mirada a fuera y pude ver como el resto de policías, exceptuando al superintendente, estaban registrando a los rehenes recién salidos. Tenia vía libre.

— Tengo una idea mejor. — Me miró levantando la ceja, gesto que indicó que siguiese hablando. — Un 17% y... un beso. — El superintendente me miró raro pero no pudo reaccionar más rápido que yo, pues me dio tiempo a abrir la puerta de la joyería, quitarme la máscara y atrapar los labios del mayor.

Me sorprendió que él no reaccionara bruscamente, ni me apartó, ni me disparo, simplemente se quedó estático.

Era un beso que mostraba mis ganas, mi lengua exploraba su boca y me sorprendí al ver que le cedió paso. Continué moviendo mis labios, y lo hice con más ganas al ver que Conway, si señores, Conway me siguió el juego. Le mordí suavemente el labio inferior y me separé.

— Echaba de menos esto, Jack. — Le susurre al oído, mordiéndole el lóbulo de la oreja levemente para provocarlo y después volver a entrar a la tienda, ponerme el pasamontañas y cerciorarme de que nadie nos había pillado en pleno intercambio de salivas.

— Cierro negociación. — Mencione con una gran sonrisa en la cara. Tanto él como yo sabíamos quienes éramos. — ¡H! Dale el 17% a este hombre tan apuesto, por favor.

— Eh... Si, vale L. — Dijo cuando escucho mi grito desde la otra parte de la tienda. Yo me di media vuelta no si antes dedicarle una última sonrisa a Jack Conway, quien una vez fue mi compañero.

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Canción multimedia: Bad girls | MKTO

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