:: Capítulo Veinticinco ::

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Buenas noches mis queridxs! Cómo están? Espero que muy bien :)

Yo aquí estoy de regreso con la continuación de mi locura tal y como se los prometí. Hoy les comparto un capítulo que me dio mucho, muchísimo trabajo escribir. Y es probable que no haya quedado muy prolijo y legible que digamos. Si les soy sincera yo no quedé muy convencida con el resultado, incluso no llegué a repasarlo lo suficiente para corregirlo. Pero no me aguanté y lo publicaré tal y como me salió. Por lo tanto les pido que me disculpen si descubren algún error o incoherencia o hay alguna parte que no entiendan o crean confusa.

En fin, no quiero adelantarles ni espoilearles nada. Así que directamente les invito a leer el VEINTICINCO en paz y más abajo les hago algunos comentarios.

Todos los personajes pertenecen a su autora Naoko Takeuchi, yo sólo los tomé prestados.

Abajito  me despido, que tengan una linda lectura :)

Bell.-

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:: Capítulo veinticinco ::

Una tarde, después del trabajo, Zafiro había pasado por mi departamento para enseñarme unas fotografías. Durante esas semanas nos reunimos con bastante frecuencia, ambos estábamos súper entusiasmados con nuestros respectivos talleres y nos motivábamos mutuamente dándonos ideas o colaborando con algunos de nuestros ensayos.

Justamente hacía pocos días yo lo había ayudado ofreciéndome como modelo para que practicara técnicas de retrato e iluminación. Y luego de seleccionar varias tomas para imprimir, me obsequió las copias, lo cual me pareció un gesto muy adorable de su parte.

Estábamos ubicados en el sofá de mi sala y mientras tomábamos un café y conversábamos de todo un poco, examinábamos juntos las fotos.

—Vaya, son muy buenas, ya eres todo un profesional —lo felicité.

—¿Tú crees?

—¡Claro! Lograste que me viera hermosa en todas, ¡casi no me reconozco!

—No digas eso. Te ves hermosa porque en verdad lo eres, mi lente logró captar tu auténtica belleza.

Me daba un poco de vergüenza que me halagara tan abiertamente. —Eres un exagerado —bromeé para disimular.

—Y tú eres encantadora —volvió a adularme y ambos reímos.

—Pero dime la verdad, ¿las retocaste? —pregunté poco convencida, él negó con la cabeza—. Vamos, admítelo, es obvio que están retocadas.

—No, son las tomas originales —echó a reír de nuevo al ver mi expresión de incredulidad—. Eres la única persona que conozco que se enoja por salir bien en las fotos.

—Es que se ven mucho más bonitas que el día que las hicimos —insistí.

—Es porque están ampliadas, en la pantalla de la cámara no se aprecian tan bien.

—Puede ser —en verdad me sorprendía cómo lucía en esas imágenes, porque de alguna forma eran la prueba de cómo él me veía. Había captado aspectos de mí que ni yo misma registraba, o al menos me costaba reconocerme de esa manera tan natural, espontánea y divertida como aparecía en las fotos—. Gracias, me gustan mucho —le dije con sinceridad.

—Gracias a ti —dijo con una tímida sonrisa.

Dejé las fotos sobre la mesa y me puse de pie. —Yo también tengo algo para darte.

Luna ExtrañaWhere stories live. Discover now