Capítulo IX.

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Lunes, mayo 6 del 2019

10:00am

María Cristina

Desperté por el insoportable dolor en mi cuello; después de todo, dormir sentada en un sofá no fue la mejor de las ideas. Miré a mi alrededor en busca de Juan Pablo, pero no había rastro de su presencia; a decir verdad, no escuchaba ruido alguno en el tour bus; probablemente todos se habían marchado ya. Debía admitir que una parte de mí sentía alivio al no tener que lidiar con las explicaciones sobre mi comportamiento de la noche anterior, porque ni yo misma tengo respuestas para eso. ¿Cómo explicarle a Juan Pablo que no soy una alcohólica que va por la vida besando chicos que acaba de conocer? Seguramente estaría pensando lo peor de mí y por eso se fue sin siquiera despedirse. Sin embargo, mentiría si dijera que la parte restante no sintió un poco de decepción al encontrarse sola, una vez más. Peiné un poco mi cabello antes de tomar mi bolso y notar que mi teléfono no tenía batería – de nuevo – lo cual me recordó que definitivamente necesitaba conseguir una de esas baterías portátiles. Salí de la pequeña oficina y caminé por el pasillo en el que se encontraban las camas de los chicos; todas y cada una de ellas hechas un desastre. Me preguntaba cuál era la de Juan Pablo, pero decidí no husmear mucho, no quería agregarle "fan loca" a todo esto. Justo cuando iba pasando por lo que sería la sala de estar, escuché voces que provenían de la puerta principal; alguien estaba entrando al tour bus.

– Ya necesito cambiarme esta chamarra, el calor está insoportable. – reconocí la voz de Nath mientras se acercaba. – ¡Cris! Por fin despiertas. – saludó alegremente al verme.

– Ni siquiera es tan tarde. – respondió Laura llegando detrás de Nath. – Hola Cris. – saludó de igual manera.

– ¡Hey Chicas! Ehh bueno sí, no he dormido bien últimamente. – ya empezaba a creer que me tenían en el peor concepto.

– Sólo bromeaba, relájate. – dijo Nath regalándome una gran sonrisa. – y por si te lo estabas preguntando, los chicos están de promo hoy. Van estar por fuera todo el día.

– Lo que me recuerda que Villa te dejó esta nota. – añadió Laura, entregándome un pequeño papel que sacó del bolsillo de su pantalón. Susurré un simple "gracias" y lo abrí lentamente para leer lo que tenía escrito. "Hey MaríaCris, perdona por salir y dejarte sola, pero tenemos un día muy largo lleno de entrevistas. No quise despertarte porque te veías bastante cansada, y como no tengo tu número, decidí dejarte esta nota. Me gustaría despedirme antes de irnos para continuar con la gira, así que te dejo mi número de teléfono en caso de que también quieras despedirte." Releí la nota por lo menos unas cinco veces. ¿Quería verme para reclamarme por besarlo? Decidí dejar mis suposiciones de lado y guardé la nota en mi bolso; ya tendría tiempo de agregar el número de Juan Pablo cuando llegue al hotel y cargue mi teléfono.

– ¿Tienes planes para hoy? – preguntó Nath, sacándome de mis pensamientos. – ya que los chicos estarán ocupados todo el día, queremos salir a explorar un poco; comer algo rico y tal vez tomar algunas fotos. ¿Vienes?

Sin pensarlo dos veces acepté la invitación; después de todo, en el momento en que Sam y yo discutimos, todas las actividades que tenía planeadas se fueron a la basura; el propósito del viaje ya no era el mismo, y toda la ilusión que me hacían estas vacaciones se había esfumado. Admiraba un poco el hecho de que algo bueno estaba saliendo de toda esta situación; normalmente estaría teniendo un ataque de pánico al salirme de mis esquemas e improvisar. Me empezaba a gustar esta nueva etapa de descubrimiento que desafiaba mis límites.

Después de pasar a mi hotel para tomar una ducha rápida y cambiarme de ropa, nos dirigimos al downtown de Disney para buscar un restaurante y almorzar algo ligero y rápido, pues las chicas tenían una tarde planeada con mucho turismo. Caminamos por horas explorando cada calle, cada tienda, cada escultura, cada adorno, y cada pequeño detalle. Era increíble como en un par de horas, estas chicas me hacían sentir en tanta confianza. Hablamos desde lo más simple hasta lo más personal y de mayor importancia. Nath y Laura compartieron su vida conmigo, me contaron a qué se dedicaban y cómo llevaban sus relaciones con Simón y Martín. Me incluyeron en sus cosas como si nos conociéramos de toda la vida.

[...]

– No sé ustedes, pero creo que necesitaré descansar un día entero para reponer la energía de hoy. – comentó Nath mientras ponía nuestros cafés en la mesa y ocupaba un lugar junto a nosotras.

– Discúlpenme un segundo. – se excusó Laura mientras contestaba una llamada en su celular. – sí, en ese mismo. – respondía mientras tomaba un sorbo de su café. – seguramente lo tiene descargado. – continuó. – perfecto, te veo en un rato. – dijo, finalizando la llamada. – lo siento, era Martín. Sólo quería confirmar si ya estábamos aquí.

– Quedamos con los chicos para ver el atardecer juntos, ya que es nuestra última noche en el país. – explicó Nath rápidamente.

– Entonces creo que debería marcharme, no quiero arruinar ninguna cita.

– No es ninguna cita Cris. – rió Laura ante mi comentario. – los Juan Pablos también vienen. Así que no te preocupes.

Y de repente, el nerviosismo y la vergüenza invadieron mi cuerpo al escuchar que Juan Pablo también venía. Estuve tan distraída toda la tarde que olvidé por completo que aún me faltaba lidiar con Juan Pablo y todo lo que ocurrió en el tour bus.

[...]

Después de la llamada, los chicos no tardaron ni diez minutos en llegar. Y por la cara de sorpresa que todos pusieron al verme, fue más que evidente que nadie esperaba encontrarme ahí; en especial Villa. No cruzamos muchas palabras ya que llegaron en el momento justo para ver el atardecer y todos guardamos silencio; solamente apreciando el momento.

– Ya te iba a decir que es de mala educación irse sin despedirse. – giré al escuchar la voz de Juan Pablo a mis espaldas.

– ¡Oye! De qué hablas si tú te fuiste primero. – dije poniendo mi mejor cara de indignada.

– Pero te dejé una nota, y la ignoraste.

– No seas dramático, Juan Pablo. – reí al ver la mueca que estaba haciendo. – sí iba a responder, lo juro... pero mi teléfono murió y me distraje con Nath y Laura... y creo que nos debemos una charla. – mencioné llamando su atención. Podría asegurar que no esperaba que trajera el tema a la conversación.

– No te preocupes por eso MaríaCris. Yo entiendo perfectamente que fue un momento de vulnerabilidad. No quiero que sientas vergüenza conmigo o que estés incómoda. Todo está bien. – respondió tan rápidamente que pareciera que lo hubiese estado aguantando por mucho tiempo.

– Sólo no quiero que pienses que voy por ahí besando chicos, o emborrachándome hasta perder el conocimiento.

– Ya no pienses en eso. Ya pasó.

– Así que... ¿ya se van mañana? – pregunté al notar que se había generado un silencio extraño en la charla.

– Sí. La gira en España no empieza hasta dentro de una semana, pero vamos a tomar los días que tenemos libres para visitar a la familia y bueno, ya tú te imaginarás. – explicó sin darle mucha importancia.

– Qué divertido. Espero que los disfrutes y puedas descansar, te lo mereces. – nos observamos detenidamente por un momento. Me gustaría poder descifrar lo que estaba pasando por su cabeza en este instante, pero estaba suficientemente distraída en sus ojos como para pensar en eso.

– Dame tu número. – dijo pasándome su celular. – si no lo hago ahora, lo más probable es que tú lo olvides. – añadió provocando una ligera carcajada en ambos.

Nunca he sido fan de las despedidas, incluso si se trata de despedirte de personas que acabas de conocer. Después de ver la puesta del sol, charlamos por una hora más mientras acabábamos nuestros cafés ya que todos debían ir a terminar de empacar sus cosas para los vuelos de mañana. Simón y Nath irían a México, y el resto a Colombia. Tomamos una foto grupal antes de marcharnos y anoté el número de todos en una de las servilletas del café ya que me hicieron prometerles que no perdería el contacto con ellos, y que volveríamos a vernos. Y así, daba por finalizada el inicio de la locura que estaba por venir.

Cosas del Azar (Juan Pablo Villamil y Tú)Where stories live. Discover now