Capítulo 8

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Capítulo 8


Alison ya le había mentido a Katherine sobre que nos íbamos a una fiesta-pijama party o lo que sea, y sorprendentemente ella lo había creído.



Habíamos llevado linternas, una bolsa de plástico negra en donde fácilmente una o dos personas podrían entrar y además estábamos completamente vestidas de negro. Como si fuésemos a robar.


No habíamos tenido problema en escondernos de Katherine. En el almuerzo le habíamos dicho la mentira y luego tuvimos clase de tenis, pero ella no había asistido. Se había separado de nosotras luego de almorzar. Cuando llegamos a nuestra cabaña después de tenis, Katherine tampoco estaba ahí así que nos ahorramos tener que fingir que nos preparábamos para una pijamada.


Pero, a decir verdad, me inquietaba saber donde estaba Katherine.



Eran las 23:00 de la noche y habíamos salido de la cabaña. Seguimos el camino hacia la cabaña de Kristen, tuvimos que tener cuidado de que no nos viera nadie porque su cabaña era una de las que estaba más cerca de las cabañas de los coordinadores.


Todas las luces de la cabaña estaban apagadas.


Revisamos las puertas y ventanas: todas estaban cerradas, y eso nos complicaba un poco las cosas . Pero por otra parte, significaba que Kristen y sus zorras no estaban.


Y Ya habíamos supuesto eso: Kristen y sus zorras no estaban porque hoy en verdad si había una pijamada pero obviamente, nosotras no habíamos sido invitadas y Katherine tampoco.


Subimos al porche y nos acercamos a una ventana, Yo abrí la bolsa negra que llevaba y Alison me alumbró con su linterna mientras revolvía un poco dentro de esta hasta que saqué un cincel que habíamos robado.


Esa era otra historia, después de tenis nos dirigimos al depósito del campamento Manhattan. Dónde guardaban cosas como camas rotas, edredones viejos (más viejos de los que habían en nuestra cabaña), sillas, colchones, madera y toda clase de cosas inservibles. Todo eso estaba guardado en un cobertizo hecho de madera que ya tenía sus años, estaba muy alejado de las cabañas y de los coordinadores, así que Alison no tuvo problema en derribar la puerta con su súper fuerza de macho peludo.


En fin, buscamos y buscamos entre toda esa basura y adivinen ¿Qué fue lo mejor que encontramos dentro de ese cobertizo maloliente con arañas y cada clase de bichos? Un cincel.


Sí, un cincel. Un inútil cincel. Pero algo era algo.


Metí la punta del cincel entre el minúsculo espacio que había entre las dos ventanas de la cabaña. Empecé a forcejear de derecha a izquierda con el cincel tratando de que estas se abrieran, pero nada. No había resultado.


Volví a forcejear más fuerte. Y nada.


"¡Maldita sea! ¿Por qué las personas con dinero tenían que tener buenas ventanas? ¿Ahora no se podía entrar tranquilamente a la fuerza a la cabaña de nadie? ¿Qué pasaba con estas personas?

Tormenta (Editando)Where stories live. Discover now