Capítulo 4.

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Las llamada ni los mensajes me respondía y era algo que nunca había pasado con ella. En el camino me detuve en una florería y le compre un ramo de rosas rojas, sabía bien que esto no iba a cambiar nada. Pero quería hacerle saber que me importaba.

También me detuve en un restaurante y compre su comida favorita, quería pasar un rato agradable con ella y mientras manejaba realmente el nerviosismo estaba en mi. No sabía si iba a aceptar estar conmigo, si me iba a escuchar o perdonar. Pero de una cosa estaba seguro, de todo iba a intentar para estar bien con aquella mujer que me volvía loco.

Llegué al edificio donde estaba su departamento y me estacione. Respire profundo varias veces y me arme de valor. Tome todo lo que había comprado y baje del auto. Salude al portero y fui directamente al ascensor, le di al botón del piso correspondiente.

Mi ansiedad aumentaba cada vez más, llegando a su piso, camine por aquel largo pasillo y me detuve en la puerta.

Toque el timbre y espere pacientemente a que ella abriera. Escuche ruidos y supe de inmediato que ya venía a abrir. Tome una última respiración profunda y la puerta se abrió. Me miro confundía, sus ojos estaban llorosos. Mi semblante cambio al verla así.

-Hola. -sonreí preocupado. -¿Puedo pasar? - trague saliva y ella asintió sin pensarlo. Cerro la puerta detrás de mi y me guió hacia la pequeña sala que tenía.

-Siéntate. - se quedó de pie mirándome y yo hice lo que me pidió. -¿Quieres agua, vino o refresco? - ella siempre tan linda y amable conmigo.

-No, por ahora estoy bien. - me puse de pie y me acerque a ella. -Te traje estas rosas y tu comida favorita. - con las manos temblorosas tomó las rosas de mis manos y yo envolvi mis manos con las de ella. -¿Estas bien? - estaba preocupado por su semblante, esta muy pálida y parecía que iba a perder la estabilidad en cualquier momento.

-Si, estoy bien. Pondré las rosas en agua. - quito sus manos de las mías y fue hacia la cocina para así acomodar las rosas en un florero. Yo observaba cada movimiento que ese pequeño cuerpo hacia.

Llevaba de pijama un camisón de seda y una bata a conjunto. Su cabello caía por sus hombros haciéndola lucir fresca. No llevaba nada de maquillaje y eso me encantaba. De cualquier manera se veía hermosa.

Cuando finalizó se me quedo mirando y yo ya no pude contenerme. Camine aquella distancia que nos separaba y sin que lo esperará la envolvi en mis brazos.

-Que bien hueles. - cerré los ojos absorbiendo su aroma y la aprete más contra mi. Tardo en devolverme el abrazo, pero después de eternos segundos ella hizo lo mismo.

-¿Por qué haces esto? - pregunto ella cerca de mi oído y susurrando.

-Porque te quiero, porque me importas y porque no estoy dispuesto a alejarme de ti. - me separe y la tome de ambas mejillas. Míriam bajo la mirada, pero levante con mis dedos su barbilla para que me mirará.- No quiero que te vayas de mi vida. - nuestras miradas se encontraron y sus ojos miel brillaron.

-Yo se que me quieres y tampoco soy tan egoísta para dejarte solo, pero.... -su dulce voz me ponía los pelos de punta. Amaba escucharla.

-Pero, ¿qué? - pregunte mientras le acomodaba un mechón de cabello atrás de su oreja.

Se alejó de mi y habló. -No puedes reaccionar como lo hiciste en el restaurante, si no me quieres para algo serio, entonces dejame hacer mi vida. No puedes ser tan egoísta como para reaccionar como lo hiciste esta tarde. Pero una cosa si te digo - se dio vuelta y empezó a dar vueltas, mientras yo la seguía escuchando. - cuando yo comience a hacer mi vida las cosas van a cambiar y.... -sus palabras quedaron en el aire, pues acorte la distancia que nos separaba y la volví a tomar entre mis brazos, sin pedir permiso alguno junte mis labios con los de ella.

Matrimonio a cambio de Amor III (Trilogía)Where stories live. Discover now