Programa De Protección Para Príncipes. [ YoonMin ]

C A P Í T U L O ²

⟨ No se que es esto que siento...pero me gusta. ⟩
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El joven y apuesto Omega, ayudó al joven alfa que aclama silenciosamente por ayuda.

—Y eso es todo, sacarás una buena nota, te lo aseguró.

—Muchas gracias, JiMin-ah.

—No es nada, Hyung.

Ya ambos habían logrado tener un poco de confianza para decirse por sus nombres. En el momento en donde el Alfa se dispuso a guardar sus cosas, su padre entraba por la puerta, cargando bolsas llenas de comida.

—Hola —sonrió— me alegra ver que ya se conocieron.

—Déjeme ayudarle, NamJoon Hyung —tomó algunas de las bolsas que llevaba su mayor, dejándolas en la cocina.

—Gracias, JiMin-ssi. YoonGi, deberías aprender a el.

—Hola, papá, si gracias, estoy bien ¿Y tu? —dijo con completo fastidio, si algo no le gustaba era que lo comparen— me voy a dormir.

Sin decir más se fue, dejando a un callado y incómodo príncipe y a su mayor que moría de vergüenza por la actitud de su hijo.

—Lo siento, el no es así.

—Esta bien, Namjoon Hyung. No se preocupe —sonrió, tomando asiento en la mesa, comenzando a comer— muchas gracias por la comida —relamió sus labios, terminando de comer.

—No es nada. Puedes ir a dormir, dile a YoonGi que te preste algo, mañana saldremos a buscar ropa para ti.

El príncipe asintió, retirándose luego de hacer una reverencia, entró al cuarto, acaparando la atención del joven Alfa.

—¿Podrías prestarme algo para dormir?.

—Uh, claro, déjame te busco algo —se levantó de su cama, abriendo su clóset.

—De preferencia que sea un pijama rosa y de seda, por favor.

YoonGi arqueó una ceja, viendo en su dirección, sonriendo con completa burla.

—Aquí no estamos en el palacio, majestad —bufó— toma esto —le lanzó unos shorts y una sudadera, con eso debería bastar.

—... gracias —tomó las cosas, haciendo un puchero y dirigiéndose al baño.

Es cierto que las costumbres eran distintas en el palacio, pero no tenía por que tratarlo así, nada le había hecho para recibir ese trato. Quería llorar, quería a su papá Jinnie, extrañaba sus abrazos y besitos.
Ensimismado iba que no notó la cosa que estaba encima del retrete, grande fue su susto que no se contuvo en gritar.

—¡Ah! —y luego el cayendo al piso, viendo al feroz animal que parecía que lo atacaría. Namjoon entro corriendo junto a YoonGi.

—¿Que paso? —dijo exaltado el mayor.

—E-... —iba a hablar, pero el croar de la rana no lo dejo, provocando otro grito.

—Awww —sonrió YoonGi, tomando a la ranita— mirá papá, aquí estaba la señora rana —la mostró orgulloso, haciendo que el pobre Omega que estaba al borde del colapso se arrastrará hasta quedar detrás del alfa mayor.

—Tranquilo, JiMin-ah —sonrió, ayudando a levatarse.

—¿Acaso no hay ranas en Busan?.

—S-Si las hay, pero no en palacio, Sehun se encarga de ellas.

—¿Tienes un casador de ranas? Woah, la vida de los ricos es rara.

La rana cayó luego del zape que le dio NamJoon a su hijo y un lindo Omega corriendo a esconderse en la habitación.

Suspiró rendido, estaba cansado, pero no lograba conseguir tener sueño. Tomó asiento junto a la ventana, observando la luna y las estrellas, mientras que pequeñas gotitas escurriendo de sus preciosos orbes, ahogando los sollozos y reprimiendo el ligero temblor que consiguió su cuerpo.

—D-Diosa luna...te ruego que cuides a mi papi —susurró, abrazando fuerte la fotografía de su padre en su pecho— es lo único que me queda, no quiero perderlo a el también.

El aroma a tristeza invadió la habitación, haciendo despertar a cierto pelinegro, quien extrañado miró hacia la ventana, mirando con notable sorpresa como el joven príncipe lloraba sin consuelo. Su lobo rasguñó su interior, pidiendo y chillando por ayudar al Omega.

—Oye, ¿Tas' bien? —se sentó a su lado, dudando en si abrazarlo o no, decidió no hacerlo, no quería que lo vieran como un pervertido o algo peor.

—A-Alfa, quiero a mi padre, quiero a mi papi —su voz salió más fina y suave de lo normal, sorprendido ante el tono violeta de sus iris, así entendió que era el lobo de JiMin quien habla.

Dejó liberar feromonas, esperando así poder calmar su llanto y dejar que se relaje, su lobo quería tomar el control de la situación, no pudo reprimir el impulso y lo dejó simplemente fluir.

—Omega, tranquilo. Alfa está aquí, te voy a proteger, no llores por favor, no derrames más lagrimitas, tu padre está bien —susurró, dejando que el menor se refugiara en su cuello— estarás bien, todo estará bien.

—Alfa, confío en tu palabra, espero que sea así —pasó su naricita olor todo el cuello del alfa, en específico en su glándula de olor, olfateando el rico olor a menta, chocolate y café. Minutos pasaron en esa posición, terminando con el Omega dormido en el hombro del Alfa.

No tenía idea de cómo se dejó convencer tan rápido de sus palabras, pero de lo que estaba completamente seguro era del rico aroma que desprendía.

En cuanto a YoonGi; su lobo y el estaban en una batalla entre descifrar los olores del Omega quien dormía en su hombro, rindiéndose se levantó con el en brazos, dejándolo acostado y tapado con una manta en la cama.
Se acostó  en su respectiva cama, suspirando y dejándose llevar por el sueño.

Gracias por leer.
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