Capítulo 9

8.4K 971 252
                                    

  No me sentía bien al despertar. Eran las seis de la mañana y yo ya tenía los ojos abiertos de par en par. Algo andaba mal. Mis dedos amanecieron congelados y tenía una nube sobre mi cabeza. No podía recordar si había soñado algo o no. Mi mente estaba en blanco y tenía más frío de lo normal. Quería hacer algo pero no sabía qué. Aún era muy temprano para llamar a alguien y realmente no sabría a quien llamar, también era muy temprano para que alguna de las instalaciones del instituto estuviera abierta, además me arriesgaba a encontrarme con estudiantes que recién estuvieran yendo a dormir. Me sentía encerrada y desesperada. Sentí, por un momento, que el mundo se me venía encima.

Logré levantarme una hora después, aún no podía mover muy bien mis manos, por lo que no tuve más opción que ponerme guantes para que no se notara el hielo. Al verme al espejo, vi que mi nariz estaba roja, como si estuviera resfriada. Lavé mi rostro para ver si cambiaba, pero se mantuvo así. No me sentía enferma, pero estaba muerta de frío.

En mi celular había un mensaje de Acacia.

«Buen día Avril. Por favor, en cuanto veas este mensaje, me gustaría que fueras a visitar a cada uno de los nuevos y les preguntes qué les pareció su bienvenida. Saludos».

No tenía muchas ganas de hablar con nadie, además, pensarían que estaba resfriada. Aún así, no tenía opción; era la encargada oficial, y ese era mi trabajo.

Salí en dirección a la habitación de Fiona. Aunque fuese forzoso, intenté poner mi mejor cara.

  —¿Hola?— Fiona abrió la puerta aún en pijama y algo adormilada.

  —Hola Fiona. Lamento haberte despertado— intenté sonar alegre.

  —Descuida Avril. ¿Quieres pasar?— abrió ampliamente la puerta.

  —No, tranquila. No quiero incomodar a tu compañera. Sólo venía a preguntarte cómo la pasaste anoche, en tu bienvenida. ¿La pasate bien?

  —Claro, la pasé increíble. De hecho, me dormí hace como dos horas— rió un poco —. Estaba tan entretenida que no tuve ocasión de agradecerles. Muchas gracias, de verdad.

  —No hay de qué. Si gustas puedes seguir durmiendo. Esta tarde tendremos nuestro último encuentro antes de que empiecen las clases mañana— sonreí.

  —Está bien. Nos vemos esta tarde entonces.

Fiona era muy agradable. Se veía bastante cansada, me sentí mal por un momento al haberla despertado.

Decidí visitar de últimas a Leandro. Así que fui a hablar con Arwin y Susan primero. Ambos me expresaron lo mucho que se divirtieron en la tarde de ayer, además, mencionaron haber amado la piscina de pelotas. Les comenté, también, que debíamos vernos en la tarde.

Eran cerca de las once de la mañana. Dudé que Leandro siguiera en su habitación. Sin embargo, decidí pasar por ahí. Fue su compañero, Peter, quien abrió la puerta.

  —Hola Peter, ¿está Leandro aquí?— saludé.

  —Hola Avril... No, no está. Salió hace más o menos media hora a correr a la pista, supongo que debe seguir ahí— aconsejó. Sus ojos tenían grandes bolsas y aún estaba en pijama, se notaba que había disfrutado de la fiesta hasta último minuto.

  —Gracias.

Me fui en dirección a la pista de atletismo, para confirmar que Leandro estaba corriendo ahí. El sol estaba bastante fuerte hoy, debía sentirse increíble su calor.

Me acerqué a la barra que separaba la pista.

  —¡Hola!— dije casi gritando para que pudiera oírme.

Instituto de Elementos: Nueva VidaWhere stories live. Discover now