|36| Verte.

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—Tengo pruebas que pueden ayudarnos a que Ryan salga más rápido —las palabras de Luna me emocionan. Max ella y yo llevamos algunos días investigando, pero al parecer muchos prefieren guardar silencio por miedo o por lealtad y eso nos estaba complicando encontrar pruebas.

—¿Cómo está él? —veo a Max—. Estás muy urgida por adelantar todo y sé que no es sólo el hecho de que ahí otra vez, mi instinto de padre me dice que hay algo más, así que dímelo —no entiendo a qué se refiere, hasta que Luna baja la mirada y deja su café sobre la mesa.

—Tuvo una pelea —una pelea en su situación puede complicar más el caso—, no va a afectar el caso, unos guardias vieron como lo atacaron sin razón alguna, pero si terminó golpeado —me parte el corazón escucharla decir eso.

Yo no he podido verlo por el trabajo y porque el me pidió que mejor me mantuviera alejada de ese lugar, pero ahora necesito verlo y comprar por mí misma que está bien.

—Lo sabía —Max se pone de pie y se acerca a la barandilla del porche de su casa—. Están buscando la manera de darle más problemas, alguien quiere que esté ahí. Verlo cambiar fue el mal de muchos —Ryan también pensaba eso.

—Lo sé y tengo pruebas —una vez más Luna tiene toda nuestra atención—, una cámara de seguridad grabó el momento en el que dos tipos dejaron a Ryan tirado y se llevaron su camioneta. Aparte tenemos el testimonio de la víctima, él no reconoce a Ryan como uno de los asaltantes.

—¿Y con eso puedes adelantar el juicio? —pregunto emocionada.

—Haré todo lo posible —eso ya es algo, una esperanza de tenerlo de nuevo cerca de nosotros.

—Yo iré a verlo —Max frunce el ceño.

—¿Estás segura? Ryan dijo que no...

—Para estar tranquila necesito verlo, saber que está bien —Max asiente.

Aunque no estuviera de acuerdo de igual forma iría, nadie puede impedirme que lo vea, que esté a su lado, que le recuerde que no está solo.

—Si necesitan que ayude en algo no duden en llamar —me pongo de pie—, ahora tengo que irme —tomo mi bolso.

—Yo también debo irme, ¿sí quieres puedo llevarte? —se ofrece Luna y sin otra opción acepto.

Ambas nos despedimos de Max y subimos a su auto. Nuestra relación sólo gira en torno a Ryan y su caso, no hay una amistad, no hay confianza y el ambiente a veces se siente tenso. Max dice que a ella le molestó que yo nunca estuviera con él la última vez, pero al parecer ella olvida que quien estuvo durante sus años más difíciles de drogas malas y juntas era yo, que la que tuvo que cuidar de sus hijos sola, era yo, que quien nunca tuvo el apoyo de Ryan era yo.

—A pesar de todo Ryan está muy positivo —dice de la nada y la veo—, el saber que cuenta con tu apoyo lo tiene así —veo por la ventana—. Me alegra que al fin estés a su lado como debe ser —frunzo el ceño, puedo notar en su tono que me recrimina el no haber estado antes.

—Durante muchos años estuve a su lado, durante muchos años él fue mi prioridad, me hice a un lado a mí misma por él, pero cuando te conviertes en madre las prioridades cambian y Ryan fue la prioridad que cambió en mí, así que no puedes juzgarme por eso o culparme por lo mal que la pasó durante ese tiempo, yo también la pasé muy mal, aunque él estaba a mi lado —la tensión es palpable en el auto y ninguna vuelve a decir nada, al menos durante el camino, porque cuando llegamos a mi casa le doy las gracias por traerme.

Entro a la casa y Audri está con los niños, ayudándole con sus tareas, al principio no se dan cuenta que estoy ahí, hasta que me siento en el sillón y ambos se abalanza sobre mí, lleno a ambos de besos y les pregunto por su día, ambos me cuentan lo que hicieron y la pregunta de dónde está su papá aparece entre la plática.

La familia que necesito Where stories live. Discover now