Capítulo XIV

215 26 3
                                    

09 de septiembre de 1926

Ya he perdido la noción del tiempo, tampoco sé si es de día o de noche; solo sé que llevo días sin verla, no sé si está bien si está dentro de estas mazmorras o la han dejado en libertad.

Me han golpeado tanto que apenas puedo ver y el único líquido que pude beber era mi sangre combinada con un poco de agua que me lanzaron para despertarme y continuar con una golpiza. Te juro por mi vida mi adorada Emma que si pudiera volver en el tiempo no te hubiera pedido que huyeras conmigo; no porque no te ame, sino porque no querría verte sufrir como lo has hecho hasta ahora.

Te amo y me duele el alma ver como que el egoísmo de las personas puede causar tanto daño, simplemente no puedo evitar llorar al pensar en todo el daño te he hecho.

- ¡THOMAS, THOMAS! - te escucho gritar por el pasillo, pero no puedo verte eso me desespera más: - ¡EMMA, EMMA! - Me levanto lo más rápido que puedo y me pongo a gritar como loco, estiro mis brazos para tratar de tocarte, pero todo es en vano. Escucho cerrar las rejas y se acalla tu voz, caigo sobre mis rodillas y junto mis manos para pedirle a Dios: - Señor por favor te lo pido; ni siquiera por mi... ya que, yo sé que no fui un buen hijo, menos un buen Pastor; pero no dejes que ella pague por mis errores. - las palabras no me salen, ni siquiera para rezar y caigo sobre el piso frío y mojado de esta celda.

Lloro, lloro de impotencia, lloro de dolor, del dolor que siento en mi cuerpo y en mi corazón.

- ¿Thomas, mi niño que te han hecho? - siento unos brazos cálidos que me acunan mientras una voz muy quebrada me conforta. Abro mis ojos y como si se hubiera obrado un milagro veo a una mujer canosa, de piel arrugada que acaricia mi rostro con tanto cariño como solo una madre sabe hacerlo. Cuando por fin reacciono no puedo hacer más que hundirme en sus brazos y llorar, liberar mis penas y mis dolores.

Siento en sus palabras que está cansada y triste, pero más esta impresionada de verme así. La última vez que nos vimos fue en una calle en Londres yo ya usaba mi hábito transitorio porque aún no tomaba los perpetuos, la vi cruzar una calle y tratar de acercarse a mí, pero el prior al que yo estaba acompañando, al confundirla con una pordiosera me obligó a ignorarla. Aun así, ella me miró orgullosa y sonriente yo solo pude dar vuelta mi rostro para que no viera mis lágrimas correr por mis mejillas.

Me calmo un poco y después de abrazarla por un par de eternos minutos: -Madre ¿cómo supiste que estaba aquí? -

Me responde mientras con un paño húmedo limpiaba mi cara tratando de sacar la sangre que tenía en la cara: - ¡Uno de los frailes me avisó! - toma mis manos y ve los desastrosas que están: - Mi niño ¿qué te han hecho? - baja la cabeza para seguir limpiando mis manos ahora, pero también para evitar que yo vea sus lágrimas.

- ¿Sabes por qué estoy aquí? -

- ¡Porque cometiste errores, al igual que todos! -

- ¿Madre, te han dicho dónde está? - pongo mis dedos bajo su mentón y levanto su cara cuando logró que sus ojos se enfoquen en los míos: -¡Necesito saber si ella está bien! -

Ahora es ella quien me toma desde las mejillas: - Te amo con mi vida y no voy a dejar que nos separen de nuevo. ¡Ella está bien, pero déjala ir! - La miro impresionado por lo que me acaba de decir.

- ¡Madre tú sabes que todo ese tiempo viví una vida que no me correspondía y solo he tenido esta oportunidad para resarcirme! - ella vuelve a bajar su mirada y continúa limpiando mis heridas.

- Ellos quieren hacer un trato. Quieren que tú la dejes te olvides de ella y se olvidarán de todos los cargos en tu contra. -

Le quitó rápidamente las manos de entre las de ella y me levanto: - No, jamás la dejaré. ¡Emma es mi esposa! -

- ¡No han encontrado los papeles en ninguna Iglesia que confirmen eso...! -

- ¡ ...Ante las leyes de Dios ya lo somos desde antes de huir juntos! - le respondo bajando la cabeza, avergonzado porque al tratar de evitar ser reconocidos jamás, jamás nos casamos de verdad.

- ¡Por favor, hijo! Pon los pies en la tierra. ¡Ella siempre estuvo fuera de tu alcance y fue una estupidez lo que hicieron durante todos estos años! - toma los paños y los ahoga dentro de un bote con agua: - déjala volver a su vida de lujos que perdió por seguirte ¡ella también lo quiere así! -

- No, eso no es verdad. ¡Ella me ama tanto como yo a ella! -

- Ahora esta con el que debería haber sido su esposo. Ella ya está en la habitación de un hotel... un hotel Thomas ¡mientras que estas aquí! -

Me volteo rápidamente y me pego a los barrotes gritando hacia el corredor: - ¡EMMA, EMMA....! - mi Emma nunca me haría esto yo sé que ella me ama tanto yo a ella.

- Thomas, por favor... admite que fue un error y ese tipo quitará los cargos. Sino tú sabes que, por romper tus votos, tomar a esa mujer y robar la tiara de la familia Doyle harán que pagues con tu vida por eso y no quiero volver a perderte mi niño. - me abraza con fuerza pero yo sigo aferrado a los fríos barrotes que me separan del maldito pasillo.

- ¡EMMA....EMMA....! -

Pecado (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora