15°

1.4K 242 33
                                    

(Minho)

No se si sea una puta maldición o algo así pero...¡no es justo! Es que es simplemente ridículo, cuando pienso que por fin voy a tener un momento junto a mi chico y todo se va al carajo.

—Tranquilo— le digo dándole un suave beso en la frente pero es inútil, esta temblando y se ve mucho más palído de lo normal.

—Tal vez es mejor que te vayas.

—¿Qué? Eso ni siquiera lo pienses, estamos juntos en esto y no hay nada más que decir.

—Pero...— la desesperación en su mirada me inquieta y me pone alerta.

Justo en ese momento los siento, estan al otro lado de la puerta, así que hago que colmillos se coloque tras de mi. Podrán ser sus padres pero un vampiro enojado siempre representará una amenaza.

La puerta principal se abre de golpe con un crujido seco y presiento que eso me traera problemas. Ni medio minuto despué aparecen frente a nosotros. Y si, son imponentes. Él es alto, más que yo, tiene el cabello castaño claro y facciones afiladas, aunque con el traje formal que tiene puesto da la apariencia de un importante hombre de negocios. Me esta taladrando con es mirada rojiza cargada de rabía.

Ella por otro lado es pequeña y delicada, con un largo cabello oscuro. Da una apariencia de inocencia que casí me hace bajar la guardía, pero es esa misma mirada rojiza la que me hace mantenerme fierme. La atmosfera se vuelve pesada e incómoda.

—¡Mamá, papá! — Minah aparece derrapando y por poco se estampa contra la pared. Cuando nos ve su rostro se contorciona en una mueca de preocupación.

—¡Vete!— gruñe el hombre pero claro, la chica no le hace el menor caso.

—Jisung, ven acá. —dice la mujer y de inmediato extiendo mis manos para impedir que mi vampiro se mueva.

—Si, no creo que eso vaya a pasar— digo de manera calmada, porque a diferencia de lo que seguramente piensan, me gustaría evitar un enfrentamiento.

—¿Disculpa?— luce indignada— ¿Quién te ha dado permiso de hablar?

—No quiero parecer groser, pero no necesito el permiso de nadie para decir lo que me de la gana —aprieta los labios en una fina línea — y de una vez quiero dejar en claro que Jisung no irá a ningun lado, a menos que quiera hacerlo —le sonrio friamente —y creame, él no quiere eso.

Colmillos se pega a mi espalda, aferranfose a mi camisa.

—Ven aquí ahora mismo —dice el hombre de manera dominante y no se por que pero me recuerda a mi padre cuando usa su voz de alfa.

—Papá, por favor...—dice asomando la cabeza por uno de mis costados.

—Lo ven, él no quiere irse así que les agradecería que se retiraran. —ambos dan un paso al frente. —Estan en una propiedad privada.

—Cállate, asqueroso lobo— auch, como que no le agrado a mi suegra. — Debería matarte por acercarte a mi hijo y no se ni siquiera como has logrado que confie en ti.

—Soy carismatico, que puedo decir.

—Apuesto a que lo estas forzando a estar cerca de ti. ¿Quieres hacerle daño?

—¡Mamá! —sale por completo de detras de mi. —Minho jamás me haría daño.

Claro que no, al menos no a propósito (si entienden a lo que me refiero). Me pregunto que harían si les dijera lo que estuvimos haciendo antes...aunque solo hace falta aspirar su aroma para saberlo. Una enorme sonrisa se forma en mis labios.

Lunas opuestasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora