De la mariposa que perdió su flor.

1.8K 42 2
                                    

Y allí iba la mariposa de rosa en rosa sin encontrar la perfecta, debido a que los colibríes ya habían actuado en aquél jardín. ¡Esos colibríes le sacaban todo su alimento! Preguntó a sus primas, las polillas si habían visto a su rosa perfecta, y ellas le devolvieron como respuesta otra consigna: ¿de qué color era?

La mariposita pensó y pensó, contestó que era de color amarillo. Sin embargo, ¡había tantas cosas de ese color!, entonces sus primas pensaron en una mejor opción: ¿por qué no elegir otra flor como la perfección misma? por qué no reemplazar aquella por otra. ¿¿Acaso qué estaban pensando las polillas?? No era un simple reemplazo, no había otra opción, la única solución era encontrar a aquella antes que oscurezca y los depredadores de la oscuridad habiten los aires.

Por lo tanto, buscó y buscó incesantemente, pero no halló nada, hasta que allí, a lo lejos, -cuando el sol comenzaba a esconderse entre el horizonte y avisaba a los demás insectos que podían empezar su rutina-, colgada con unos broches, observó un vestido amarillo con pintitas negras, ¡allí estaba su adorada rosa perfecta! Pero, claro, estamos hablando de una mariposa, no notó que eso no era un flor, sino que era una vestimenta de una mujer, al parecer. Lo que sucedió a continuación es que la dueña de ese vestido amarillo acudió a buscarlo porque, bueno, justamente, el rocío caía finito-finito y mojaría su prenda. La mariposa observó a la persona más bonita que había visto en el mundo, en esa efímera existencia que la naturaleza otorgó, le dio el obsequio más grande que podía haber pedido ella, mirar profundamente a esos ojos azules para perderse entre ellos. Finalmente, la muchachita era igual a su vestido, era amarilla, era como el oro, en realidad quizás muchísima más valiosa que ello.

La humanita se atrevió a dedicarle unos minutos a la mariposa y el insecto no hizo más que revolotear a su lado, agitar sus alas de colores como intentando llamar su atención, diciéndole "estoy aquí, estoy aquí y me has salvado la vida". Lamentablemente esa fue la última vez que la vio, la última vez que vio al ser más hermoso en la tierra, (por qué no de los cielos también).


(Si te gustó mucha esta primera parte de las fábulas, ¡podés ayudarme/invitarme un café! Te estaría muy agradecida, acá está mi página: https://cafecito.app/daoriwrites). 

Fábulas cortas.Where stories live. Discover now