˖ ˚ ｡ ♥︎ 𝗖𝗢𝗟𝗢𝗥𝗦 ꔛ 𝖲𝖠𝖳𝖹𝖴 ଓ

❀〞｡ EIGHT

Era la hora de la clase de arte, por más de que a Sana le cueste es su asignatura favorita después de todo, el mundo del arte le fascina.

No ver los colores se siente... extraño, es decir, ella solo ve negro, gris y blanco, los tres en diferentes tonalidades, es extraño no poder distinguir un color. Cuando se lo dice a las personas suelen mirarla de forma extraña, sin entender, pensando en si está jugando o si habla en serio.

También para ella es cansador preguntarle y pedirle ayuda a las personas para que le ayuden a distinguir un color, ya sea para pintar, para la ropa, etcétera, en esos momentos se siente una molestia para cualquiera.

―¿Qué estás haciendo Sanita? ―saludó Tzuyu con su expresión seria de siempre y tomando asiento a un lado de Sana quien no estaba muy interesada en tener una charla con ella, pero al sentirla cerca su sistema nervioso se activó.

―Dibujando, creo que es obvio ―dijo en disimulo, quería sonar distante y cortante para ver hasta donde era capaz de insistir Tzuyu por un poco de su atención.

La pelinegra solo la miró con el ceño fruncido por sus palabras y tono tan seco―. Oh, está bien no te molesto ―elevó sus hombros demostrando desinterés, la castaña abrió sus ojos dándose cuenta que no le sirve de nada hacerse la difícil.

―Eh, espera, estoy intentando crear mi obra para el concurso ―posó su mano en su hombro logrando que Tzuyu volteara a verla―. ¿Quieres ver como está quedando?

Si Sana se había cansado de ella o simplemente no quería que la molestara le daba igual, por su carácter mayormente las personas luego se alejan de ella, no le afecta en absoluto.

Observó detenidamente el dibujo que estaba sobre la mesa, se veía a una pareja de mujeres, donde una muchacha está de color gris y la otra muchacha pintada con colores en una galería de arte, pero algo que le llamó la atención a Tzuyu fue que esa misma chica se parecía a ella.

―¿Soy yo? ―inquirió sin dejar de ver el dibujo con el ceño fruncido, Sana reposaba su cabeza su mano y solo asintió mientras seguía concentrada en admirar sus facciones―. ¿De qué trata?

―Sí, y pensé mucho en ti haciéndolo ―sonrió como una niña pequeña―. El concepto es sencillo y personal para mí, básicamente le enseño mi mundo a una nueva amiga, de como es vivir con mi condición.

Tzuyu se conmovió con sus palabras, la miró y le sonrió dulcemente, posó su mano en la espalda de la castaña y la sobó cuidadosamente. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la japonesa y de pronto sintió una presión en su pecho ¿Qué le estaba pasando?

―Me sorprende tu imaginación y talento para el dibujo, ¡Me encanta! ―vociferó volviendo a admirar cada rincón del dibujo.

Por primera vez en mucho tiempo Tzuyu sentía que le importaba a alguien de verdad. Las personas suelen alejarse de ella al poco tiempo de conocerla por no mostrar amor, emociones o afecto en sus relaciones de amistad, por eso mucho no le duele cuando la dejan de lado, para ella es como, oh, vamos otra vez.

De verdad se sintió querida y le sorprende que alguien esté tan interesada en el ella hasta como para incluirla en su obra para un concurso.

Mientras veía el dibujo admiraba lo bien que estaba hecho, supo perfectamente como retratarla ¿Cómo lo hizo?

Sana estaba cegada por la belleza de Tzuyu, su corazón latió aún mucho más al ver como sonreía viendo su creación, se sentía feliz al verla.

Se sintió especial y halagada por las bellas palabras que le dijo la persona que le estaba empezando a gustar, también dejando de lado eso le encantaba que sepan reconocer su talento para el arte.

―¿Te gusta cómo te dibujé? ―preguntó la mayor sin dejar de mirarla dulcemente con ese brillo peculiar en sus ojos.

―Muchísimo, eres asombrosa ―halagó dándole un abrazo inesperado, abrió sus ojos más de lo normal porque no caía en cuenta lo que acababa de hacer, ella nunca demuestra este tipo de afectos.

El corazón de Sana se detuvo por un momento, el gran tacto de parte de la taiwanesa le había erizado por completo la piel, no se sentía incómoda, es más, se emocionó internamente porque sin pensarlo le devolvió el abrazo aún más fuerte casi sin dejar respirar a pelinegra.

Tzuyu se sentía un poco incómoda, no es de recibir ni dar este tipo de afecto, no le molestaba para nada pero al no haber tenido tanto este tipo de contacto se le hacía extraño y un sentimiento nuevo.

―Sana...―la mayor hacía oídos sordos, la emoción de que la chica que le empezaba a gustar la había abrazado cálidamente de nuevo hacia que solo quisiese que ese momento durara toda la eternidad―. Quiero ir al baño... ―murmuró ya casi sin aire.

―Oh Dios lo siento me dejé llevar ―se disculpo sobando su nuca demasiado nerviosa, las manos le sudaban y ya estaba por tartamudear, se avergonzó más al ver que la taiwanesa estaba quieta y dura con una expresión de sorpresa―. Me-mejor ve a al baño a hacer tus cosas.

Tzuyu salió corriendo hacia el baño para lavarse la cara. Al mirarse al espejo estaba totalmente roja, de inmediato se echó agua fría para bajar el calor acumulado en sus mejillas.

¿Por qué se había puesto de este modo? Quien sabe.