Siete | La bestia

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—¡Na Jaemin y Na Yangyang!— ambos chicos abrieron los ojos en grande y se miraron el uno al otro, preguntándose con la mirada si habían hecho algo malo, el pelirosa negó y el pequeño se encogió de hombros— ¡¿Cuántas veces les he dicho que apaguen las luces?!— el de los cabellos plateados estaba enojado, ambos chicos se preguntaron si solo por eso estaba enojado o había algo más para la razón de su enojo— ¡Estoy cansado de ustedes dos, los voy a mandar a hacer trabajo comunitario para así no tener que aguantarlos todo el día y además que...

Ambos dejaron de escuchar los gritos del chino y suspiraron pesadamente, últimamente se la pasaba enojado por cualquier cosa, y sin razón aparente comenzaba a llorar, comía y comía, pero luego decía que olía horrible.

—Creo que es el embarazo— murmuró pasando un brazo al rededor de los hombros de su hijo— cuando estaba embarazado de ti me golpeo con un zapato, y yo solo le había dicho que no tenía hambre.

Contó con indignación y negando levemente la cabeza, su esposo estaba hecho una furia desde hace días y se quejaba hasta por los ladrillos del perro del vecino.

—¿Papá se vuelve loco cuando está embarazado?— Preguntó Yangyang— digo, de por sí da miedo cuando no lo está, embarazado nos va a sacar un ojo a cada uno y los va a colgar en la sala en un portaretratos.

—Pff... Claro que n...

—¡Voy a incendiar la casa si no me traen manzanas, quiero comer manzanas!— los chicos se sobresaltaron al escuchar el sonido de un cristal roto en la cosina— ¡Jaemin, ve a comprarme manzanas!— lloriqueó.

—Cuidate soldado, tendré que dejarte solo con la bestia, pero no te preocupes, pronto volveré— habló— esconderse bajo la cama no es una mala opción— otro grito del peligris se volvió a escuchar y Jaemin rápidamente tomó las llaves del auto para ir a comprar unas jodidas manzanas.

—Yang, hijo mío, ven aquí— el pequeño no supo por que su cuerpo se movió hacia donde su padre, se estaba exponiendo a un gran peligro.

Pero se extrañó cuando Renjun comenzó a sollozar.

—¿Crees que tú padre me es infiel?— preguntó a su hijo con lágrimas en los ojos.

—¿Por qué piensas eso?— inquirió confundido ante la repentina pregunta y el extraño cambio de humor.

“¿Debería pedirle al tío Lele que ne adopté?” Pensó tratando de alejarse de su padre.

—Sale de madrugada toda la semana.

—Papá, sale de madrugada porque tú lo mandas a comprar comida cuando tienes hambre— el niño rodó los ojos y pensó que sus padres eran los seres más extraños en el mundo— además vuelve a los minutos.

—Oh... Tienes razón.

Repentinamente su padre pareció estar de buen humor, pero no duró demasiado al escuchar como el perro comenzaba a ladrar, Yangyang se alejó rápidamente temiendo por su vida.

—Esconderme bajo la cama no es mala opción— repitió las palabras de Jaemin y comenzó a correr hasta su habitación— La bestia se desató.

Jaemin entró al mini market, buscó las frutas y afortunadamente encontró las manzanas, él pelirosa no negaba que tener a su esposo con dos meses de embarazo era bastante cansado, pero lograba sentirse feliz al saber que tendrían otro pequeño niño ...

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Jaemin entró al mini market, buscó las frutas y afortunadamente encontró las manzanas, él pelirosa no negaba que tener a su esposo con dos meses de embarazo era bastante cansado, pero lograba sentirse feliz al saber que tendrían otro pequeño niño correteando por toda la casa.

Haciendo de su vida un desastre, regando la ropa por todos lados, desvelándose en la madrugada, gastando más dinero, tendiendo a Renjun estresado— y vaya que un Huang Renjun estresado era realmente malo, el chino se alteraba y se enojaba por todo y con todos— pagando más cosas.

Bueno, talvez ese no era el lado bueno.

El lado bueno era que ahora dividiría su corazón en tres pedacitos para compartir un pedazo con Yangyang, con Renjun y con su próximo pedacito de cielo.

Pagó las manzanas, donas y una caja de chocolates que compartiría con Yangyang más tarde, subió a su auto luego de unos minutos y manejó hasta su casa.

—Compré manzanas para ti y unas donas— Renjun estaba acurrucado en el sofá con una de sus mantas favoritas, esa era la manta que le habían comprado a Yangynag hace años, justamente cuando Renjun estaba embarazado, según Huang, era para que el bebé no tuviera frío.

Jaemin sonrió con ternura cuando Renjun lo jaló de la camisa para que se sentara a su lado, el delgado cuerpo de Renjun se acurrucó más contra Jaemin.

—Te amo...

—También lo hago pero justo ahora quiero mis manzanas.

—Siempre arruinas los momentos románticos, maldita sea.

Todos los nombres están lindos, ¡pero no puedo elegir!

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Todos los nombres están lindos, ¡pero no puedo elegir!.

❁ ⸙͎۪۫ ⁱᵗ'ˢ ⁿᵒᵗ ᵉᵃˢʸ ⸽ ʳᵉⁿᵐⁱⁿ ۰ ʲᵃᵉʲᵘⁿWhere stories live. Discover now