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Pero qué hembra es la que ven mis ojos.
Sensual, suavecita, llamativa, H e r m o s a, brillante y cautivadora como doncella, como mujer pura y a la espera de que venga un hombre a despertarle el gusto, el goce, el amor...
Si yo pudiese darle lo último (amor), esa mujer sería solo mía, sin importar lo difícil que estuviese su camino y el mío que no se entrecruzan ni se han de interceptar nunca.
Si yo pudiese darle lo último (amor), la haría llegar al cielo y le demostraría que es la Nereida y la Ninfa del mar más bella que frente a mis ojos a meneado su caminar.

Viejos escritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora