3. Los consejos de doctor corazón.

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Levi estaba en problemas, porque por más que intentáramos negarlo era obvio que Jenna tenía algo en contra suya desde que la había acusado de no saber nada de baloncesto. La pelirroja tenía una forma muy sutil de torturarlo que se basaba en hacerlo quedar en ridículo públicamente, pidiéndole que nombrara cosas sobre baloncesto, sugiera tácticas y anunciándole al entrenador Chuck que Levi iba a poner especial atención a la competencia.

—Me va a comer vivo —afirmó el rubio tomando la camisa de su uniforme—. Es decir, no es como si ella supiera mucho.

—Concuerdo contigo, pero hay cosas que no se le deben decir a las chicas —replicó Jesse.

—Me olvidé que tu eres un experto en lenguaje femenino —protesté rodando los ojos.

—Pude haber sido mujer en otra vida —respondió con una sonrisa—. ¿Celoso de que me presten atención las jovencitas?.

—Los dos son repulsivos, si ya se cambiaron salgan de los vestidores —se quejó Baxter.

Debido a su expulsión tuve que quedarme parado en la entrada de la escuela esperando a que el resto se dignara a venir, al parecer todo el mundo se estaba tomando su tiempo.
Levi, Baxter y yo habíamos planeado lo que debíamos hacer hoy: interceptar a Frankie y deducir si gustaba de mí en base a su prototipo de hombre ideal, luego de eso íbamos a pasar a la fase dos, la cual se dividía en: ir a comer pizza si no gustaba de mi o ir a comer pizza para pensar en la fase tres si es que lo hacía.

—¿Dónde está Levi, alias el prodigio del baloncesto? —preguntó Jenna.

Frank estaba al lado suyo, llevando el suéter azul marino de la escuela en sus brazos, como si él y la pelirroja estuvieran atados por un hilo, tal vez se trataba del hilo rojo del amor.

—Debe estar cambiándose todavía —respondí—. Les aviso que los estamos esperando.

Jenna asintió mientras se cruzaba de brazos y dejaba caer su cuerpo sobre el de Frankie. Lucía pequeña a su lado, ya que ni siquiera llegaba a sobrepasar su hombro. Ambos daban la imagen de pareja perfecta juntos, no sé porqué no salían.

—¡Adonis! —gritó Levi corriendo hacia donde nos encontrábamos.

Su camisa estaba fuera del pantalón y no llevaba puesta la corbata, lucía como un niño de primaria cuando sus padres venían a recogerlo. Baxter llegó caminando detrás suyo sosteniendo ambas mochilas, también tenía puesto sus lentes circulares que solo usaba para ver de lejos y a diferencia de Levi lucía como un universitario intelectual.

—Al fin nos podemos ir —dijo Jenna comenzando a caminar.

—¿Cuál es el plan? —preguntó Baxter intentando quitarse a Levi de encima suyo, ya que este quería sujetar su brazo.

—Seguirme en silencio y que no nos descubran —respondió la pelirroja encogiéndose de hombros—. Procuren no llamar tanto la atención.

Asentí y todos continuamos caminando en silencio.

No podíamos llevar a cabo el plan porque Frankie estaba pegado a Jenna con pegamento, por lo tanto, Baxter nos mandó un mensaje avisando que debíamos separarlos cuando llegáramos a la otra secundaria.

Durante todo el trayecto Levi se la pasó hablando sobre sus hermanas mayores, el festival, sus mascotas y el baloncesto, Frankie comentaba algo algunas veces pero la gran mayoría del tiempo el rubio decía cosas sin esperar que alguien le respondiera. Pensé que nadie le estaba prestando atención, hasta que me percaté que Baxter en ningún momento paso de página del libro que estaba leyendo.

Una vez que llegamos a la secundaria nos detuvimos en una esquina de la calle para planear lo que haríamos a continuación.

—Adonis, Frankie y yo nos quedaremos aquí vigilando y cuidando las mochilas, tú puedes ir con Levi a ver —sugirió Baxter antes de que la pelirroja pudiera decir algo.

Diken DikenWhere stories live. Discover now