Capítulo 3: La abrumadora sorpresa.

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CAPITULO 3:

Dejé de respirar en el momento en que Martin soltó esas 4 palabras, esas que cambiaron todo.

--¡Está bien!, les diré—Dijo Martin irritado. –-Por favor les pido que sean muy discretas-suspiró y yo ya no podía mas con esta incertidumbre.

--¡Dinos YA! —Dijimos Lu y yo al unísono

Martin tomó una respiración y soltó la bomba –Adrián Ivanov intentó suicidarse—Por fin lo dijo, y la expresión de mi sorpresa no se hizo esperar.

--¡QUÉ! —Grité tan fuerte que muchas personas voltearon a verme de manera extraña incluido Adrián. Cuando lo miré su mirada me dolió, estaba vacía, pero llena de sentimientos, pedía a gritos ayuda, pero a la vez no decía nada.

No podía creer que estuve a punto de perderlo, aunque ya no seamos amigos como antes, él siempre va a estar en mi corazón y me dolería mucho perderlo y más de esta manera, porque me dolía saber que estando tan cerca, nunca me di cuenta de nada por lo que estaba pasando, de dolía saber que en todos estos años, nunca hice nada por recuperarlo, nunca hice nada por él, fue mi estúpido orgullo el que no me dejó ver cuanto estaba sufriendo Adrián, fueron los caprichos de mis sueños los que no me dejaron ver mas allá, los que no me permitieron pensar en las personas que amo.

--Em

--¡Em! —Mi mejor amiga me estaba llamando, pero yo seguía inmersa en mis pensamientos, no creía que Lu me llamara para algo importante hasta que...

--Señorita Peterson, ¿podría dignarse a responder?

Fue entonces que entendí la insistencia de Lu. Mi profesora de literatura estaba muy irritada porque yo no respondía su pregunta. Miré al tablero y traté de buscar alguna pista de lo que estaba preguntando, pero no tenía ni la menor idea.

--Disculpe, ¿podría repetirme la pregunta? – Dije tratando de calmar a la profesora, pero logré todo lo contrario.

--¿Acaso usted cree que esta clase no merece su atención?, si le parece muy aburrida esta clase se puede retirar, pero no haga perder mas mi tiempo ni el de sus compañeros, gracias—Espetó la odiosa profesora de literatura, que increíblemente, logró decir todas las frases típicas de los profesores, tristemente, la profesora escogió un muy mal día para tratarme así. Usualmente no soy así, pero...

--Profesora Rosa, yo entiendo que usted es una amargada, pero usted no puede desquitarse conmigo y menos de una manera tan irrespetuosa, así que yo de manera respetuosa, le pido que se vaya al carajo.— Así le hubiese respondido si la vida fuera perfecta, pero como no, solo me callé y bajé mi cabeza como tonta.

El día se fue rápido, aunque estuve pensando en todo menos en eso. Cuando llegué a mi casa, lo primero que quise hacer fue dormir, así que almorcé y me fui a mi cama a tratar de descansar.

Niebla..., lo único que lograba ver era eso, hasta que escuché una voz...

--¿Por qué?

--¿Disculpa? —pregunté

-- ¿Por qué me dejaste solo cuanto yo más te necesitaba? –Preguntó una voz que enseguida reconocí.

--Adrián...

--Esperaba el abandono del resto, pero tú... de ti esperaba todo, menos eso. —Dijo Adrián con voz nostálgica

--Adrián, yo... lo siento.

--igual, esperar algo de alguien es una pérdida de tiempo, y eso tú me lo enseñaste. –Dijo frío, haciendo que sus palabras duelan aún mas.

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