La invitada da un paseo nocturno

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Lucy adoraba leer.

Adoraba la musicalidad de las palabras y como estas la envolvían y conseguían llevarla a los lugares más inhóspitos. Siempre le había parecido fascinante como unas letras colocadas a conciencia podían trasmitir tantas emociones, o como en unas hojas de papel podías apreciar una pequeña parte del corazón de otra persona. Porque los libros, sin importar la época eran un pedacito de alma del autor. Por eso, Lucy jamás sería capaz de odiar un libro. Sin importar lo grueso que sea o la cantidad de tecnicismos innecesarios que contenga. No. Lucy no podría odiar un libro, ni siquiera uno de legislatura. No, porque aunque Lucy deseaba tirarlo por la ventana o quemarlo, para posteriormente lanzar sus cenizas al jardín, le era imposible detestarlo.

Normalmente, pasar un día entre libros sin interrupciones sería un sueño hecho realidad para nuestra querida Heartfilia, pero cuando estos apenas le interesaban y ademas tenía intención de memorizarlos era peor que una tortura impuesta por la Santa Inquisición.

Los horarios no habían llegado, lo que significaba que mientras fuera dentro de la fortaleza, Lucy podía hacer lo que quisiera. Así que había decidido informarse sobre todo lo que la rodea en ese lugar en el cual, amablemente, le habían ofrecido quedarse.

Afortunadamente, su día mejoró de manera considerable cuando ojeó el libro de magia celestial. Empezaba con conceptos simples como la clasificación de llaves, para luego explicar las habilidades de cada una de ellas en profundidad, incluyendo las zodiacales. También mencionaba los star dresses e incluso descubrió que se podían combinar. El apartado de hechizos celestiales (que abría con Urano Metria) tampoco la decepcionó, si era capaz de aprender todo aquello, quien sabe que tan poderosa podría convertirse.

Aquel libro era una joya. Nunca había visto un manual de su propia magia tan detallado como aquel. Aún con hojas amarillentas y letras que tenían el capricho de desaparecer, debido al desgaste, Lucy sabía que ese ejemplar tenía un valor incalculable y dudaba de que existiera una copia.

Cerró el libro y acarició aquellas inscripciones doradas grabadas sobre la portada blanca. La mayoría de ellas estaban escritas en  runas que Lucy desconocía. El contacto con ellas parecía darle pequeños chispazos eléctricos. ¿Que significarían?

***

La brisa nocturna acariciaba con delicadeza el rostro de Lucy. La luna y las estrellas brillaban mínimamente en aquella cálida velada. El aire tenía un dulce olor floral. Era un cóctel de aromas que traía paz a todo el que lo oliese.

Lucy se dejó guiar por el camino de piedras desiguales del jardín. Incluso en la oscuridad, se podía apreciar que era un jardín mágico, y no solo por los farolillos flotantes que alumbraban las flores tenuemente. No. Cualquiera con un mínimo conocimiento de jardinería sería capaz de apreciar que las especies que se encontraban allí eran de distintas regiones, que precisaban de condiciones meteorológicas especificas y que florecían en distintas estaciones.

Lucy no pudo evitar tocar una campanilla violácea que vislumbró la primera vez hacía años, en el monte Hakobe. Le traía recuerdos. Un frío invernal se coló en sus venas durante esos escasos segundos. Los ojos de Lucy brillaron, cada tipo de flor estaba bajo un hechizo que les otorgaba el ambiente climático del cual precisaban.

— Parece que nuestra... invitada ha salido ha dar una vuelta — habló una voz masculina a sus espaldas. Lucy dio un pequeño saltito, a la vez que frunció el ceño al oír la palabra "invitada", no le agradaba nada el tono que había utilizado.

— No esperaba verlo por aquí Su Majestad.

Por algún motivo, Lucy se sentía mucho más tranquila al hablar con él que la última vez, algo que achacó al cansancio.

Invitada (Zerlu) [Fairy Tail]Where stories live. Discover now