Capítulo 9

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Al separarnos por falta se aire yo me quedé en estado de shok.

- Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento- repetía una y mil veces.

- ¿Por qué has hecho eso Sam?

- Es difícil de explicar pero no imposible. Cuando cumpliste quince años mi forma de quererte cambió drásticamente. Al principio te veía como una prima de verdad, pero después mis ojos te miraron de otra manera, te vieron como una chica dulce y maravillosa de la cual me enamoré.

- No se que decir Sam. Yo siempre te he visto como un primo.

- No tienes que decir nada. Todo esto ha sido un error y yo por apurado metí la pata.

- Siento mucho que yo no te quiera de la misma manera. Yo te sigo viendo como mi primo Sam, ese muchacho de veinticinco años que me trae regalos cuando viene.

Él agachó la cabeza en forma de apenado, se veía en su rostro que estaba realmente arrepentido.

- Yo quiero a otro chico Sam.

- A Oliver ¿no es así?- yo asentí con la cabeza- se nota que tu también le gustas a él.

- Yo te quiero pero como primo.

- Tranquila Alex, eso ya lo sé. Pero quiero decirte que se me va a hacer difícil olvidarme de ti, así como así.

Después de todo es mi primo y se había criado junto a mi. Me acerqué a él y lo abracé fuertemente, mostrándole mi afecto hacia él.

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Sam tenía todo recogido, hoy se iría ya que lo llamaron de la empresa en la que él trabajaba porque lo necesitaban urgentemente.

Me encontraba en la entrada depidíendolo animadamente.

Al estar montado en su auto, caminé hasta la ventanilla y lo miré por unos segundos.

- Cuidate mucho pequeña mía, no me perdonaría si te pasara algo linda.

- Tranquilo Sam, estaré bien. Te recuerdo que fuiste tú el que me enseñó a defenderme.

- A pues entonces me puedo ir tranquilo- dijo con aires de grandeza- Te Amo Alexa.

Suspiré ante aquel comentario y lo miré tranquilamente a sus hermosos ojos.

- Espero que nos veamos pronto peque. Cuidate mucho.

- También cuidate mucho por el camino Sam. Te quiero.

Sin más prendió el motor del auto y se fue por la desolada calle, debido a lo temprano que era.

Al entrar a mi casa fui hasta mi habitación para arreglarme y salir a buscar un desayuno decente, ya que lo que yo preparaba era de todo menos decente.

Fui hasta una cafetería, compré dos cafés, dos panques y un bollito para cada uno.

Cuando estuve ya nuevamente dentro de la casa encontré a Oliver sentado en el sofá con la cabeza para abajo y sus piernas para arriba.

Rápido me dirigí hacia él y toqué su frente, estaba hirviendo.

Traté de levantarlo como pude y llevarlo hacia la cama de mi habitación.

Lo acosté delicadamente y lo cubrí con un edredón que ya estaba encima de la cama.

Fui hasta la mesita de noche mía y busqué el termómetro para ponérselo.

Esperé unos minutos y se lo quité.

- ¡Madre mía Oliver! Estás volado en fiebre.

- Claro, yo soy muy delicado para las enfermedades. Y ayer cuando les estuve espiando cogí demasiado frío.

- Serás...-conté hasta diez y no le contesté.

Fui a la cocina a por una toalla húmeda para ponersela en la frente. Y le di una pastilla para que le bajara la fiebre tan alta que tenía.

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Eran las tres de la tarde y aún me encontraba con Oliver en mi habitación cuidándolo.

Había mejorada mucho desde la mañana hasta ahora.

Sin querer me había quedado dormida en la silla que estaba frente a mi cama. Pero Oliver se dispuso a despertarme, que buena gente es él.

No se le ocurrió otra forma de despertarme que lanzándome una almohada en la cara y comenzar a reírse a carcajadas.

Me desperté furiosa e iba a darle una bofetada pero paré en seco al ver que iba sin camisa.

- Se nota que ya estás mejor eh- lo fulminé con la mirada.

- Sí, estoy mejor que nunca linda.

- No me digas linda y por favor pinte una camisa ya.

- Que pasa, ¿te pongo nerviosa?- habló con voz seductora y colocó su mano en mi cuello.

- ¡Quita esa mano de ahí si no quieres que te la muerda!

No duró ni un segundo para que él quitara su mano de encima de mi.

Salí de la habitación y lo dejé solo allá adentro.

Busqué mi computador y comencé a observar las peticiones que había mandado a las diferentes universidades. Ninguna me había respondido, así que le bajé la tapa a la laptop y fui a la cocina a por algo de comer.

Me encontré con un poco de soda y un dulce de chocolate, el cual no dudé ni un segundo en devorar.

Ya era de noche y me encontraba acostada en el sofá con mi pijama azul normalmente.

Oliver se quedó parado frente a mi y me miró detalladamente de arriba hacia abajo.

Se sentó en un costado del sofá cargando mis piernas encima de las de él. Los dos posamos nuestra mirada en la televisión ya que estaban emitiendo un programa cómico.

- Quería pedirte perdón por despertarte de esa manera tan fea hoy en la tarde- comenzó a hablar.

- Tranquilo, no pasa nada.

- pasa Alexa, fui muy brusco contigo hoy y me arrepiento porque se que no te mereces eso- sobó una de mis piernas.

Cuando le iba a responder el tino de mi celular me lo impidió. Me paré delicadamente del sofá y lo tomé en la mano.

- Hola Noa, ¿qué sucede?

- Te tengo una noticia maravillosa prima.

- ¡Dime!, ¡Dime!

- Pues con mucho trabajo y dedicación tu madre y yo logramos conseguirte una beca en la Universidad de New York.

No podía creer lo que escuchaba, iba a cumplir mi sueño de conocer New York y además iba a estar becada en la Universidad, fue la mejor noticia que me podían dar.

La Nerd Y El Playboy (Concluida)Where stories live. Discover now