𝘾𝙄𝘾𝘼𝙏𝙍𝙄𝘾𝙀𝙎

Mal estar.

(dos semanas después)

Amanda: ¡Lourdes, hay gente para atender!-grita sacándome de mi trance. Una vez que vuelvo a la normalidad, noto varias personas esperando para que les tome el pedido. Me acerco a una de las mesas y luego de anotar lo que querían me acerqué a la otra. Cuando ya tenía los pedidos de ambas mesas, me acerco a Amanda que me miraba entre confundida y preocupada.

Amanda: ¿estás bien?-pregunta mientras lee los pedidos y comienza a prepararlos.

Lourdes: si, perdón. Es que estaba pensando y me quedé tildada.

Amanda: ¿problemas con Derek?

Lourdes: problemas con todo- suspiro.

Amanda: sabes que si necesitas hablar cuentas conmigo, ¿verdad?

Lourdes: si lo sé, gracias.

Ella sonríe y sigue con la preparación de los pedidos. Si supiera el daño que le hice a su sobrino y al mejor amigo de su sobrino...dudo que me seguiría tratando con tanto cariño como siempre lo hizo.

No sé cómo no por qué, pero de repente comencé a sentir unas nauseas incontrolables y todo a mi alrededor parecía no querer quedarse quieto.

Corro al baño bajo la atenta mirada de los clientes y de Amanda, cuando entro a uno de los cubículos me arrodillo y el vómito sale sin permiso.

A los segundos siento a alguien entrar y recoge mi pelo a la vez que acaricia mi espalda.

Amanda: ¿te sientes mal?

Lourdes: me sentí un poco mareada, pero ya está, no debe ser nada.

Me levanto de golpe y al instante me arrepiento porque de no haber sido por Amanda habría caído al suelo y me habría dado un fuerte golpe.

Amanda: Lourdes, no estás nada bien. ¿Por qué no llamas a alguien para que te lleve a casa y descansas?

Lourdes: no, estoy bien...

Amanda: hazme caso de una vez y deja de ser tan testaruda mujer. Estás pálida, no puedo dejar que sigas trabajando así. Ve a casa y descansa. No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando.
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