Capítulo 22 ¿Estás celosa?

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Días después.

Azul y toda la familia de Dorothy se habían vuelto a sus casas, me encontraba en la sala. Dorothy, Harper y Vida jugaban en el piso y Roger estaba a mi lado ayudando a Isabella con sus tareas, decidimos mandarlos a ambos a escuelas, deseábamos que tuviesen vida social y sean como los demás niños. 

—¿En dónde está Arthur? —preguntó Dorothy.

—Tenía que hacer algunos trámites.

—Podríamos salir a cenar esta noche. ¿Qué piensas, Roger?

—Me agrada la idea. —sonrió— ¿Vas, Anne?

Asentí con la cabeza.

—¿Todo bien?

—Sí, solo estoy pensando en la reunión del concejo. ¿Puedes ayudarme?

—Claro.

—Podría hacer una fundación exclusivamente para mujeres refugiadas.

—Anne, eso ya se planteó, debemos convencerlos.

—¿Convencerlos? ¿Es que acaso ellos quieren que mueran en la guerra?

—Los hombres son los que poseen privilegios.

Fruncí el ceño.

—Son sus creencias, Annita.

—Es una estupidez.

—Lo sé, pero lo importante es traerlas. —suspiró— Y lamentablemente depende de ellos.

(...)

Volvíamos del restaurante, Dorothy iba a recostar a Harper, Roger se encargaría de Vida y yo de Isabella.

—Tío, ¿Puedes acompañarnos? —preguntó la pequeña.

—Claro. 

Tomó la mano de ambos y comenzamos a caminar hasta su habitación. Al llegar elegí uno de sus pijamas mientras Arthur buscaba un cuento para ella.

—Ve a cambiarte, Isa. —le extendí el pijama el cual tomó y se dirigió a su baño.

Comencé a sacar los almohadones decorativos que había en la cama, el príncipe me ayudó.

—¿Podemos hablar luego?

—¿De qué?

—Vamos, princesa...

—Dime de qué quieres hablar. —lo miré— No tendrá sentido.

—¿Entonces acabó?

—¿A qué te refieres? ¿A esa especie de relación en la cual nos separamos y luego volvemos y nos separamos otra vez? No sería una relación, al menos no una sana.

El príncipe bajó la mirada, ¿Lo había herido?

—Estoy lista. —dijo mi sobrina con su pijama puesto.

—Ven. —palmeé la cama.

La niña se recostó en su cama y Arthur comenzó a contarle el cuento escogido. Luego de diez minutos terminó.

—¿Los finales felices existen? —nos preguntó.

—Yo... no lo sé realmente. —respondí.

—Tampoco yo. —hizo una mueca— Lo que sí sé es que si eres buena persona te pasarán cosas buenas. ¿Eres buena persona?

—Eso creo. 

—Lo eres. —guiñó el ojo.

—Tranquila Isa, estoy segura de que tú sí tendrás tu final feliz.

La niña suspiró.

—Quería preguntarte algo. —dijo el príncipe, la niña esperaba expectante— ¿Tú le dijiste a la princesa que he llevado una chica al castillo?

La niña se escondió bajo sus sábanas, evitando que veamos su rostro.

—¡Lo siento! Quería que la princesa se ponga celosa. 

—¿Por qué, Isabella? —fruncí el ceño, intentaba destaparla hasta que lo logré.

—Ustedes no tienen que estar separados, ¡Son el uno para el otro!

—Isabella, tú no decides eso. 

—Pero...

—Pensé que nos decíamos la verdad siempre. —suspiré— Que tengas buenas noches.

—Princesa...

Me levanté de la cama y salí de la habitación. Caminé hacia la cocina, al llegar saqué chocolate para derretir y leche. Puse a hervir este último ingrediente y acto seguido tomé uno de los libros que se encontraban en la cocina para leerlos mientras esperaba.

—Está arrepentida.

Levanté mi mirada, lo analicé y volví al libro. Escuché una pequeña risa de su parte. Tomó una taza, cargó agua en la tetera y la puso a hervir.

—Entonces... ¿Estabas celosa?

—Para nada. —suspiré.

El príncipe se acercó a mí, puso sus brazos a mis costados, apoyándose en la esquina de la hornalla. Nuestros alientos se mezclaban.

—¿Segura?

—Cien por ciento.

La leche se elevó causando un derrame a sus costados, cayendo sobre la mano derecha de Arthur. El príncipe dio un grito ahogado y alejó su mano del lugar.

—Muévete. —apagué la hornalla y luego mojé un paño con agua fría— Hacerte el galán no es tu fuerte Philip, siempre lo pensé. —apoyé el paño en su mano.

Arthur movió un mechón de pelo que tapaba mi rostro y lo acomodó atrás de mi oreja, acto seguido acarició mi rostro.

—Extrañaba verte de cerca. —susurró.

Levanté mi vista para encontrarme con sus ojos, era una vista maravillosa, su rostro parecía ser fabricado por ángeles, apuesto a que lo eran. Acarició la comisura de mis labios con su dedo pulgar, me atrajo hacia él y nos besamos. 

#𝟹 ℰ𝓊𝑔𝑒𝓃𝓃𝒾𝑒 𝒻𝑜𝓇 𝓁𝑜𝓋𝑒 | @Princessarmy09Donde viven las historias. Descúbrelo ahora