CAPÍTULO 12:《PENSAMIENTOS》

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Trato de estar calmada y respirar profundo. Vamos Elisa, tu puedes.

Inhala, exhala, inhala, exhala.

No se porque estoy tan nerviosa de ir al colegio, aunque más bien es la razón, voy a pedirle a Matteo que no diga lo que ya sabe, que ni puta idea de como se enteró pero tendré que hacerlo por una buena causa, aunque tenga que verle la estúpida cara.

Cada vez que recuerdo lo de ayer me hierve la sangre, también por lo pendeja y estúpida que fui, esptúpida por haber ido a su casa y pendeja por hacerle caso y hacer lo que me dijo, o al revés, como sea. Por un momento creo que tuve un colapso mental y no reaccionaba por mí misma, en serio no se que me pasó, yo...

― Disculpa, no te vi ― dice un chico alto, de piel tigreña con el cabello trenzado y corto después de chocar conmigo al salir de un local. 

Le doy una mirada de reojo y simplemente lo ignoro. Sigo mi camino hasta llegar al liceo cuando "accidentalmente" la estúpida de Lucía me empuja, estúpida atravesada, hoy no tengo paciencia para nada, avanzo hasta el salón y veo que Matteo es el único que ha llegado aparte de mí, me mira y parece que no sabe cómo dirigirme la mirada, cínico.

Me siento delante de él y volteo a verlo esperando que diga algo, pero nada, simplemente no me dice nada, tendrá que hablar yo primero, pero ¿qué coño le voy a decir? Como sea, tendré que calmarme y pensar bien mis palabras.

― Matteo...

― Eli, te quiero pedir disculpas, no se que estaba pensando ayer, en serio, por favor ―esas palabras me agarran desprevenida, porque incluso se ve como si se sintiera culpable, aún así no lo pienso disculparlo, sólo quiero asegurarme de que no le diga a nadie.

― ¿Como te enteraste? De mi nombre y todo eso.

― Eh...mi hermano mayor me lo dijo.

― ¿Y tu hermano mayor es...?

― Es hacker informático.

― ¿Qué?

― Hacker...informático ―en definitiva no me esperaba esa declaración.

― ¿Qué es eso? 

―¿Has visto alguna vez una película donde una persona con una computadora se mete en una red o hace algo parecido?

―Si...

―Bien, es eso.

―Nunca me respondiste como supo mi nombre ―balbucea agachando la cabeza y se encoge en su asiento― Responde de una vez.

―Él interrumpió, o mejor dicho, sólo buscó en los datos del registro civil, algo fácil según él, indagó más allá y no me preguntes como, porque en realidad no se como lo hizo, y me dijo que tú y tú familia están en el programa de protección a testigos y se están ocultando aquí, algo muy inteligente por cierto.

Pero, ¿que verga acaba de decir? ¿Su hermano es hacker y nos busco en el registro civil? Esto me parece un chiste.

― ¿Como sé que todo lo que me dices es verdad?

― Te diría que le preguntes a mi hermano, pero me dijo que no le dijera a nadie.

― Escucha ―le digo con voz segura―, sea como sea que te hayas enterado, promete...No, jura que no le vas a decir a nadie, promételo.

― Está bien, te lo prometo.

― ¿Como sé que no le vas a decir a nadie?

― Eli, mirame, ¿Tengo cara de que le quiero decir a alguien?

― No...pero igual no confío en ti, ¿sabes lo que pasa si alguien más sabe de eso?

― Lo sé, y créeme que no tienes que preocuparte, sé que es algo muy riesgoso, pero te prometo que no lo diré a nadie, no quiero que por mi culpa a ti te pase algo malo, o a tu familia―no confío en su palabra, ya me demostró la clase de persona que es y no pienso arriesgarme, pero desgraciadamente no me queda más que esperar que cumpla.

― Está bien...Cuando salgamos de aquí me vas a explicar bien como te enteraste.

― Que te quede algo en claro ―recalco solo para sus oídos―, no confío en ti, así que no pienses que te he disculpado.

Justo entra la profesora al salón seguida de todos los demás, incluso de Alex, quien se queda viéndonos a Matteo y a mi, lo saludó con una pequeña sonrisa para que sepa que todo está bien y él me la regresa.

Después de todo, creo que sólo me queda confiar en Matteo, aunque no tengo la certeza de que no le dirá a nadie.

Cuando suena el timbre me levanto de mi asiento y espero a que Matteo se levante para terminar la conversación que tenemos pendiente, pero Isabella me agarra por el brazo halandome hacia las gradas de la cancha. Cuando llegamos ella da un grito agudo y literalmente forma un se tapa la cara para evitar que la vea roja como un tomate.

― Adivina que pasó ayer, adivina, adivina, adivina...

―Eh...No sé.

― ¡Me besé con Gustavo!

― ¿En serio?  ¿No se habían besado antes?

― Si...pero no como esta vez, fue hermoso―exclama poniendo las palmas contra su pecho.

―Isa, no quiero que te lo tomes a mal pero...¿no crees que vas muy rápido con mi hermano?

Su gesto cambia poniendo una expresión de confusión.

―¿Qué quieres decir con eso?

―Me refiero a que llegamos hace muy poco tiempo y ya te besaste con él, ¿no piensas que te estás adelantando mucho?

Tras la explicación que le doy se muestra más relajada.

―Eli... la química con Gustavo es muy buena, no me estoy adelantando, sólo estoy viviendo el momento, ¿entiendes lo que te digo?

Asiento con un sonido nasal y cuando me levanto para despedirme me ofrece su compañía hacia mi casa, la aceptó con gusto y en el camino nos encontramos con Alex quien también se une a nosotras, un pequeño nerviosismo se apodera de mí pero trato de disimularlo, cuando justo estamos saliendo del colegio llega Matteo para acompañarnos, se siente raro ir acompañada de mucha gente, pero no me quejo.

En el camino hablamos cosas sin sentido, aunque ellos son los que están hablando mientras yo me mantengo en mis pensamientos mirando hacia abajo. Un aullido muy agudo me saca de mis pensamientos y busco con la mirada dicho ruido, al percatarme veo una camioneta negra blindada pasando por encima de un perro que retrocede para luego repetir el acto otras dos veces dejando al animal en un charco de sangre con el hocico totalmente demacrado, aparto la mirada para escapar de tan cruel escenario mientras que la gente alrededor se acerca al perro para verificar su estado, aunque está más que claro que el perro está más que muerto.

Seguimos nuestro camino pero ahora no dejo de pensar en el pobre animal y en su muerte tan cruel, creo que mis acompañantes tampoco dejan de pensar en eso ya que todos están muy callados. Cuando vamos en la esquina de mi casa me despido de todos, a Isa le dio un beso en el cachete, pero proceso un poco la información sobre cómo despedirme de los chicos, simplemente me despido con la mano y sigo mi camino. Avanzo hasta mi casa y cuando entro están todos en la sala, como si estuvieran esperándome, y efectivamente me estaban esperando.

Simplemente era para preguntar por qué llegué tan tarde ayer, respondo que estaba con Isabella y se levantan a hacer sus cosas.
El día pasa volando y cuando me acuesto para dormir no paro de pensar en mi vida de antes, por así decirlo, no dejo de pensar en mi cabello rubio, eso es lo que mas extraño del aspecto que tenía.

―¿Gustavo? ―lo llamo para comprobar que está dormido, me responde con un sonido nasal cansado―¿No extrañas tu pelo?―suspira fuertemente indicando que no le gustó la pregunta. Antes de mudarnos tuvimos que hacer un cambio de look, y a él le tocó raparse, mi papá se afeitó la barba y mi mamá se lo cortó hasta los hombros.

―Obvio que lo extraño ―decido no molestarlo más y me acomodo mejor para dormir, yo extraño tantas cosas. Tantas.

Protección de...Where stories live. Discover now