Descubriendo al asesino [FINALIZADA]

3: Interrogatorios

Capítulo 3: “Interrogatorios” [EDITADO] ✔️

Melissa.

—Sé que encontraremos más pistas. El plan es el siguiente, ver las fotos del cadáver y buscar archivos sobre supuestos sospechosos —dijo Julio.

—Es un buen plan. Así que vamos a la agencia lo más rápido posible, son las diez con veinte y cinco minutos, y les aseguro que tendremos muchos interrogatorios hoy —dije.

Bob manejaba la camioneta mientras Ana, Julio y yo seguíamos leyendo documentos.

—Melissa, nunca hicieron una detección para averiguar si el cabello era de hombre o mujer, nunca lo mandaron a un laboratorio. ¿No te parece extraño?

Fruncí el ceño.

—Deben haber sido principiantes los que hicieron la investigación —dijo Julio.

—No, eran policías y investigadores comandados por Santiago. Que raro —dije.

Volvimos a un silencio. Bob algunas veces me miraba de reojo, conozco su preocupación. Nunca había visto el cadáver de mi padre, nunca; porque yo no quise atestiguar y tal vez no me guste lo que voy a ver pero tengo que hacerlo.

Llegamos a la agencia y saludamos amablemente a Lucía.

Subimos al laboratorio donde guardan fotos de los cadáveres. Después de buscar archivos, lo encontramos. Revisamos las imágenes del cuerpo y encontramos las marcas de las balas.

—Nada interesante por aquí —decía una y otra vez viendo las imágenes hasta que ví un archivo gris —Oigan, encontré algo —dije.

—¿Qué encontraste Meli? —preguntó Bob.

—Una buena pista. Vengan a ver este archivo que dice sospechosos.

Todos me hicieron caso y empezamos a leer los posibles sospechosos.
Número uno, vecinos. Y número dos, mi tía Denis.

—Primero tenemos que hacerle el interrogatorio a los vecinos —dijo Ana.

—Bien, entonces vámonos —respondió Bob.

15 minutos después.

Nos encontramos en mi antiguo vecindario y en la puerta de mis antiguos vecinos que milagrosamente siguen viviendo aquí.
Julio tocó la puerta y de inmediato la señora Liviana abrió. Obviamente me reconoció por su cara de sorpresa al verme.

—Buenas tardes —dijo Julio.

—Buenas tardes jóvenes. ¿Que los trae por aquí? Sobretodo a ti Melissa.

—Necesitamos interrogarla sobre la muerte de mi padre —dije.

Pasamos adentro y la señora Liviana nos indicó la sala para poder sentarnos. Nos dejó en la sala y se fue a buscar a su esposo quien también tenía que declarar.

—Es tu caso Melissa. ¿Quién va a interrogarlos?— pregunto Ana.

—Bob y yo —hablé —Julio vas a grabar la conversación desde tu celular y Ana tomarás apuntes.

La señora Liviana, cuya mujer tiene cuarenta y dos años, bajó las escaleras con su esposo el señor Rodrigo de cuarenta y cinco. Prosiguieron a sentarse en otro sofá y ahora sí podemos empezar el interrogatorio.

—Bien, tengo unas cuantas preguntas para ustedes. ¿Dónde estaban ese día? —pregunté.

—Estabamos aquí mismo. Yo estaba viendo un partido de fútbol y Livi estaba leyendo poesía —contesto el señor Rodrigo.

—¿Llamaron a la policía? —preguntó Bob.

—Sí.

—¿Qué escucharon? —pregunté.

—Escuchamos un balazo y nos asustamos. Nos queríamos acercar a la casa a ver pero escuchamos otro balazo, íbamos de regreso a la casa y escuchamos otro balazo, nos encerramos y no escuchamos más balazos. Solo fueron 3 —respondió Liviana.

—¿No vieron salir a nadie?

—No, no vimos nada. Estábamos encerrados porque pensábamos que podían ser ladrones que querían robar en el vecindario —esta vez contestó Rodrigo.

—Muchas gracias por su declaración. Buenos días —respondí.

Salimos de la casa y nos subimos a la camioneta de Bob.

—Ahora vamos a interrogar a mi tía —suspiré.