[ 5 ]

6.6K 448 459
                                    

Se miró al espejo tambaleante y nervioso. Se sentía acalorado y sus mejillas yacían completamente ruborizadas.

Era la sexta vez que se disponía a mirarse, quería verse completamente bien, no quería que nada arruinara su cita. Sonrió tras pensar en ello, tras pensar en que tan sólo en algunos minutos saldría a pasear junto a aquel chico de sinfonía gentil. Se sentía emocionado.

La sonrisa boba que se encontraba en su rostro comenzó a desaparecer tras pensar en Inosuke...se sentía mal por él. Aquel chico era tan dulce y amable, ¿estaba haciendo mal en salir con alguien más?, bueno, quizá estaba exagerando, tan sólo era una cita, no un compromiso.

—¿Estoy haciendo bien, Chuntaro?— le cuestionó a su ave que se encontraba en su cama. Le sonrió; pero esta voló aterrorizada hacia su jaula. Zenitsu se extrañó por aquel comportamiento.

—¿Qué se supone que haces, escoria?— se paralizó, reconoció la voz de inmediato, no, no quería verle, no ahora que estaba tan feliz.

—Y-Yo— balbuceó —, m-me han dejado hacer un trabajo con un compañero, sólo iré a realizarlo y volveré, el abuelo ya lo sabe.

Seguía sin girar, sólo escuchó como Kaigaku suspiraba. Por un momento pensó que el azabache se iría, después de todo su abuelo se encontraba en la planta baja, era inteligente, no haría nada arriesgado por ahora. Sin embargo, aquel cavilar se esfumó al sentir como su hermanastro tomaba su cintura y lo apegaba a él. Rápidamente agachó la mirada, no quería verlo ni en el reflejo del espejo, no quería verlo tocándole.

—Luces precioso— habló el pelinegro mientras aspiraba un poco del cuello del más chico— y ni que decir de tu aroma, me encanta.

Zenitsu se sintió asqueado. Se había preparado para su cita, no para la basura de Kaigaku. Igual se mantuvo quieto, mirando hacia el suelo, con grandes ganas de vomitar.

—Y-Yo de-debo irme.

—¿Qué es esto?— tocó la gasa que yacía en el cuello del rubio.

—No es nada, me lastimé haciendo una actividad en la escuela, nada grave— mintió.

—Yo no soy idiota, Zen.

Sintió un sudor frío recorrer su espalda.

—¿A quién verás?

—Y-Ya te...ya te dije que a un co-compañero para realizar un trabajo— tenía miedo.

El agarre que Kaigaku tenía en su cintura se hizo más fuerte. Tapó su boca para acallar un pequeño gemido de dolor que estaba por escaparse de él.

—Te he dicho que no soy idiota— susurró con molestia en su oído—. Más te vale no estar haciendo cosas que no debes de hacer, hermanito. No quieres verme enojado, créeme que no.

—N-No, Kaigaku.

—Bien— sonrió satisfecho— Dame un beso antes de que te vayas.

El rubio sólo se giró sin decir nada, sólo quería salir de ahí lo más pronto posible. Se alzó de puntillas y besó su mejilla.

—No, no. Hoy no quiero eso— por favor no—. Tengo ganas de algo más, no te veré en un rato y te extrañaré mucho.

Sintió como su barbilla era sostenida por la mano del mayor. Cerró sus ojos con fuerza para después sentir la presión de los labios contrarios contra los suyos. Los labios del azabache comenzaron a moverse invitando a los del menor a hacerlo también; pero eso no sucedió. De a poco introdujo su lengua, Zenitsu quería empujarlo, gritar, llamar a su abuelo; pero no hizo nada, sólo se mantuvo quieto sintiendo como la asquerosa lengua del de ojos azabache exploraba su cavidad bucal.

Obsesión ; TanZenحيث تعيش القصص. اكتشف الآن