Parte 13

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Cubrí sus ojos con la corbata y até un nudo detrás. Luego até sus manos con otra y la apoyé sobre su estómago en la cama, con su trasero completamente expuesto.

Posé mis manos sobre él y era muy suave, casi perfecto.

-Yo hago ejercicio todos los días y tú tienes esto regalado... -gruñí antes de darle un pequeño golpe-.

Luna soltó un obsceno gemido instantáneamente.

-L-lo siento –murmuró-.

-¿Cómo? –pregunté sonriente al volver a nalguearla-.

-¡Angh..! ¡L-lo siento! –repitió más fuerte-.

-¿Lo sientes? –pregunté al nalguearla más fuerte-.

-¡S-si! –gimió al hundir su rostro en la cama-.

Continué nalgueándola hasta que mis manos estaban casi tan rojas como su trasero.

-Dios... no puedo cansarme de esto –reí sonriente-.

Me agaché y con mis manos revelé su intimidad. Si quisiese secarla, necesitaría muchos rollos de papel...

Sin previo aviso, hundí mi rostro en ella, introduciendo mi lengua en un instante.

Los gemidos de Luna se intensificaron considerablemente y tan solo momentos más tarde, sentí como todo su cuerpo se tensó y gimió sin ninguna clase de control.

-Ey... ¿No te parece desconsiderado acabar antes que yo? –dije al levantarla del pelo-.

-Es que... se sentía tan bien... -dijo jadeando frente a mí con sus ojos aún cubiertos por la corbata-.

-Es mi turno ahora –respondí al llevar su rostro a mi propia intimidad-.

Castígueme, Señorita MitchellWhere stories live. Discover now