Me levanté todo sudado, vi a Jellybean abriendo la puerta.
¿Estás bien? -me preguntó-
Si - le respondí en tono seco, me sentía asqueroso con las sábanas pegadas a mi cuerpo-.
¿Entonces...por qué gritaste? - se apoyó en el marco de la puerta y me miraba esperando una respuesta-
No es nada -me levante y le tiré un cojín- cierra la puerta pesada.
Seguía teniendo la imagen de aquel disparo que paralizó mi cuerpo... Aquella sombra irreconocible intentaba decirme algo...¿Que quería?
Moví mi cabeza y miré por la ventana. Empezó a nevar, como cualquier invierno en Riverdale.
¡Vas a llegar tarde! ¡Yo ya me voy! - Me gritó Jb desde la cocina-
En verdad sí que se fue, y yo si no me daba prisa llegaría tarde. Me vestí con una chaqueta vaquera con detalles de borreguito y una camiseta básica gris con una S en medio. Encontré unos vaqueros azules y me los puse con unas zapatillas normales, casi me olvidé de ponerme mi gorro y coger la mochila. Cogí un café frío de la nevera y salí pitando de mi roulotte.
Llegué diez minutos tarde, la puerta del instituto estaba cerrada.
¿Qué hago? -pienso- ahora no puedo entrar...
Por detrás de mí apareció una chica un poco más bajita que yo, de pelo rubio con una coleta perfecta, tenía una expresividad distinta. Iba con su madre.
Hola, disculpa...¿También llegas tarde? -titubeó un poco, se nota que es tímida-
Si, me llaman el chico de la impuntualidad -le sonreí.
Normalmente no sería tan amigable con nadie pero esta chica nueva me hacía ser suave como ella, y eso que la acabo de conocer.
-Pues bueno, chico de la impuntualidad, soy Betty Cooper -sonrió-
-Jughead, Jughead Jones - le devolví la sonrisa, agh, odio ser así. -
Abrieron la puerta y entramos juntos, yo iba caminando cabizbajo, sin apenas mirar a mi alrededor ni decir una sola cosa. Nos abrieron porque había un adulto.
Espero que nos volvamos a ver, mmm, Jughead. - No me extrañaba que no se acordara al momento de mi nombre, yo simplemente asentí y fui para clase-
