FUN STUFF | NCT DREAM

3. acepta tu realidad.

⚠️ Advertencias: MUY incomodo de leer, mutilación, enserio es un poco asqueroso, sangre, homofobia indirecta, relaciones sexuales pero uh,,,,,, muy gore-y. ⚠️

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Jeno odia admitir que es homosexual.

En la red, muchas parejas homosexuales comparten sus vidas, siempre tan pintorescas y admirables, Jeno les tenía envidia.

¿Cómo reaccionarían las personas si Jeno compartiera su vida en internet? Bueno, de seguro enloquecerían.

Jeno y Donghyuck son novios. Ambos son hombres, y por más que le duela admitirlo, se aman. Uno no puede hacer nada en contra de los sentimientos, el corazón siempre tiene la razón, y si su corazón se enamoró de alguien con pene y no con vagina, debe aceptarlo, ¿no es así?

Pero Jeno no puede. Y odia tener que ver a Donghyuck a los ojos cuando ni siquiera puede darle un beso sin entrar en pánico.

A Jeno ya le había costado mucho trabajo considerarse gay como para ponerse a pensar en tener sexo de verdad con Donghyuck.

A lo mejor la vida sexual de ambos era una mierda porque Hyuck tenía un pene y no una vagina, tal vez por eso Jeno no quería tener sexo con él, y solo tal vez, esa era la razón por la que su vida era mayormente una jodida mierda.

Muchas veces se ha planteado en cómo tener sexo con un hombre. Le da miedo entrar a internet para ver la solución, entonces su mente lo guía por los rincones más recónditos y oscuros que cree tener. Y pronto, sabe que hacer.

—¡Jeno, no! —Donghyuck grita cuando su novio se acerca hasta él con un filoso cuchillo. Horas antes le había pedido hacer el amor, pero Jeno se había negado rotundamente porque eran chicos y los chicos no hacían eso entre ellos.

Pero, ¿y si lo hacía? ¿Cuanto le pagarían por eso? Ni siquiera se detuvo a preguntar, y tomó la base del miembro de Donghyuck entre sus manos, rozando ésta con el cuchillo de cocina que había encontrado por ahí. Se deslizó deliciosamente por su piel blanda, cortando el tejido y estallando en una explosión de sangre.

La sangre salió disparada en todas direcciones, y el grito ahogado que pegó el moreno ensordeció a Jeno.

—¿Qué haces? ¡No, deja de hacer eso! —pidió, observando como su novio mutilaba lenta y tortuosamente su intimidad. El trozo de carne se desprendió de él fácilmente, pero el charco enorme de sangre que se formaba rápidamente debajo de ambos cuerpos le decía que la tortura no acabaría pronto.