LEGADOS DE SANGRE 2

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CAPÍTULO 2

- ¡Mi pequeña ¿como esta?! -preguntó Albert, con la voz temblante.

-En casa... -respondió George, prolongando el silencio <<sufriendo>> pensó decir; pero ya era cruel haberle dado la noticia tan de golpe-, está bien... ella y el bebé. Sé más racional Albert, no lo hagas por esto -apuntó con su dedo al portafolio del magnate-. Hazlo por tu hermana, que siempre ha estado ahí, aunque tú lo hayas ignorado.

Pero el rubio, no se dejaría vencer. Era mayor su adicción, por sus feroces negociaciones; sentía como su sangre ardiente corría por sus venas, al mirarlos como sus presas.

-No lo haré, si no me abres tú, conseguiré quien me pueda abrir la puerta o me entreguen mi computadora.

-He hablado con todos sobre tu estado de salud, en el área de computo, he pedido al técnico que suspendan tu cuenta y si intentas entrar, la cerrará definitivamente. Te estoy hablando como a un hijo, estoy preocupado por ti, necesitas descansar.

Albert negaba con la cabeza, sentía como si dos dagas atravesaran su cuello.

George, echando mano de su ya casi nula paciencia, dijo:

-"Qué valor tendría un hotel más, en cualquier parte del mundo y acrecentar la fortuna; si te pasa algo dejaras a tu hermana, ella te necesita, hijo tienes treinta y ocho años y el reloj sigue avanzando. Yo ya quiero ser abuelo y te aseguro Candy, desea que su hijo tenga un primo, no tienes una vida personal..."

-¡Ya paren con eso! -espetó molesto el rubio.

-Albert, sé que te apasiona la naturaleza y los animales, inconscientemente te has refugiado en este lugar, pero desde la pérdida de tus padres cambiaste mucho. Siempre querías que te trajera a la oficina y yo lo acepte, tomaste control del imperio de tus padres, como todo un experto; ahora eres millonario. Puedes viajar y dejar personas a cargo, tus primos Archie y Stear, han tomado el mando, por orden mía.

-Archie, se casa en unos meses y Stear quería...

-Sus planes cambiaron, así que tienes veinticuatro horas para hacer tus maletas.

-¡¿De que estas hablando George?! -la línea expresiva de su ceño, creó un surco más profundo.

-Hay una reserva en áfrica, donde se resguardan ciertas especies, estoy seguro que te encantara descansar ahí.

-No... no puedes dominarme, ni sabes lo que me encantara, ¿o que, tienes la varita mágica de Candy? -negó con la cabeza, ante lo que escuchaba <<mi vida la planeo yo>> pensó.

George, imperturbable ante la negativa del rubio, continuo: -Rente una casa con una bella vista, tu paisaje será ver bellos atardeceres y los elefantes que amas desde niño, los datos de la casa y la mujer que me rentó la casa estarán en unos papeles en el Jet, que tomaras mañana por la tarde, todo está listo.

-¿Que pasara con el nuevo hotel?

-Ya lo he dicho, Archie y Stear, se harán cargo -George, se cruzó de brazos, su expresión ya era de molestia -ellos al igual que tu están listos para la caza.

De no muy buena gana Albert se retiró de la compañía, todos sus empleados lo miraban venir y solo agachaban la cabeza, sabían que George estaba siendo muy duro con él, pero era por su bien.

*****

Con fastidio se dejó caer, en elegante asiento de cuero, de su jet privado; dejando salir un suspiro más de molestia, que de anhelo <<Cómo era posible, que todos se hubiesen confabulado>> pensaba sin soltar su irritabilidad. Miro el folleto, que estaba sobre la mesa.

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