Epílogo

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Después de que nos casamos, mi transición a ser (T/N) Todoroki fue extraña. Como todo lo que hacía era de interés público, no pasó desapercibida la unión entre Shoto y yo. En cuanto a la luna de miel, bueno, no daré detalles, sólo el hecho de que una semana completamente solos en un ambiente tropical daba mucho a la imaginación.

Shinya poco después le propuso matrimonio a Ryuko, por lo que las fiestas continuaron unos meses después. Todo estaba perfecto en mi vida, compramos una casa espaciosa a las afueras de la ciudad, era ideal, pues tenía seis habitaciones y podía recibir a toda la visita que yo quisiera.

Bueno, eso era antes, a mi escasa edad de 25, mi lindo Todoroki me implantó una idea "buena".

Si el teléfono seguía sonando me iba a volver loca. Aquí me encontraba, a mis 27 años atareada por un mocoso de 2 años. Shoto Todoroki, te maldigo por el día en el que me convenciste de que tener hijos era una buena idea.

—Pequeño, sabes que te amo. PERO DEJA DE LLORAR— hice énfasis en la última frase, sólo para ver que mi pequeña creación me ignoraba olímpicamente.

—¿Qué sucede?— gritó mi esposo desde la cocina.

—Que Shota está haciendo un berrinche— respondí de vuelta.

Sí, le había puesto el nombre de mi ex profesor a mi hijo. No le iba a poner Destructor de Villanos 3000 como había propuesto Shoto. Cuando le dije ese pequeño dato a Aizawa, comenzó a llorar diciendo que era un honor.

—Mami— me llamó el pequeño albino de ojos turquesa —Papá dijo palabrota.

Volteé a ver acusadoramente al bicolor, quien negó repetidamente la afirmación de mi bebé.

—¿Insinúas que es un mentiroso?— le dije molesta, de mi mocoso no iba a estar hablando.

Comencé a sentir el ligero aroma de carne quemada para después escuchar las maldiciones que lanzaba el Todoroki. Shota comenzó a llorar de nuevo, con el argumento de que papá estaba hablando mal. Mi mano quedaría tatuada en mi frente a este paso.

—Voy al baño, cuida al niño— dije antes de intentar subir las escaleras.

—Voy contigo— me avisó el albino antes de sujetarse de mi pierna.

Suspiré para subir las escaleras con la garrapata aferrada a mi pierna. Convertirse en madre era lindo, sí, pero a veces los niños suelen ser muy absorbentes. Desde que tuve a Shota, mis tiempos se han reducido considerablemente, por eso cuando viene Rei a entretenerlo soy feliz. Fuyumi y Shinya se habían convertido en esos tíos que todos deseaban tener, el pequeño desastre con patas tenía cientos de juguetes que yo a su edad nunca hubiera tenido.

Llegué al baño para lavarme la cara y vi algo que me tiró el autoestima por los suelos. Una cana a los 27 años, lo bueno que mi columna todavía servía. Shota notó que me desanimé y me pidió que lo levantara, así lo hice, quedando los dos frente al espejo.

—Mami— me llamó —Eres muy bonita— dijo mirando mi reflejo con cara de concentración —De hecho, la mujer más bonita del mundo.

Mi corazón se hizo pequeño, de estos momentos es por lo que no me arrepiento tanto de haberlo tenido. Shota era la viva imagen de Shoto cuando era pequeño, lo único que le cambiaba eran el cabello y los ojos. Él mismo decía que sus ojos eran bonitos porque se parecían a los míos, era un amor.

—Hora de lavarse las manos, papá ya debe tener la comida lista— le dije a mi pequeño.

Le ayudé y después bajamos, encontrándonos con mi guapo esposo acomodando la mesa.

Fighters (Todoroki Shoto y tú) Where stories live. Discover now