Serendipia

Capítulo Dos

– Primer día –

// Aclaración: //

Flashback - Se encontrarán el texto así.

Espero de corazón que disfruten el inicio de esta historia, espero poder cumplir buenas expectativas umu. Ahora sí, comencemos.

...

La sala común de Hufflepuff se encontraba en un rincón del lado derecho de las cocinas, un piso por debajo del suelo, en un sótano.

Hinata, Tenten y Sakura habían seguido a Akane y a los demás prefectos de su casa hasta los territorios de Hufflepuff, donde aguardaba su habitación.

La sala de Slytherin, por otra parte, estaba detrás de la entrada escondida en las mazmorras, detrás de la puerta del lado derecho del vestíbulo del castillo, y atravesando un camino estrecho rodeado de simples muros de piedra.

En este último lado del castillo, el chico Uchiha de rebelde cabello oscuro ya estaba listo para echarse a dormir en la comodidad de su nueva cama en las mazmorras. Los dormitorios se encontraban después de atravesar la sala común de Slytherin. Esta última estancia estancia estaba repleta de colores verdes y plateados, además de que había una gigantesca serpiente, que representaba a su casa, que los observaba desde la campana de la chimenea, en el centro de la sala común.

Uchiha se había lavado los dientes y puesto el pijama. Compartía cuarto con otros dos chicos, aunque poco le importaba incluso saber de quiénes se trataran.

-¡Mierda! ¿Dónde lo he dejado?- se quejó alguien a su derecha.

Sasuke solo se recostó en su suave cama y se tapó con la cobija para cerrar los ojos y esperar a que cayese dormido.

Pero aquel otro chico no paraba de sisear, molesto, y el morocho no era especialmente paciente. Ya comenzaba a irritarse también.

Al cabo de un minuto, se sentó en la cama para observar a quien perturbaba su hora de sueño. Le dedicó una mirada fulminante a quien sea el chico que no le dejaba dormir, lo que le provocó un escalofrío que recorrió la espalda de su albino compañero de habitación en cuanto sintió la mirada sobre él.

El albino dio medio giro, para mirarle a la cara al morocho. Formó una sonrisa ladina, enseñando los blancos y afilados dientes antes de dirigirse a él.

–Eh, hola compañero. ¿Haz visto un sapo por aquí? Creo que lo he extraviado.

El Uchiha siguió mirándolo un par de segundos más antes de contestar. Se asomó en el piso en cuanto escuchó un croar junto a él.

–Creo que está justo aquí- señaló con el dedo índice.

–Oh, muy bien. Ya sabía que estaba aquí. -repuso él- Soy Suigetsu.

Se presentó.

Los ojos de su compañero, de un brillante violeta, y cuya forma de sonreír le daban un aire travieso y coqueto. El ojos ónix esperaba que no fuera un fastidio, aunque aseguraba que nada impediría cumplir su meta.

–Sasuke Uchiha.

–Bueno, Sasuke, esto fue un gusto- comentó sonriente - pero este tiburón ya se va a dormir.

Suigetsu dejó su sapo en una caja mediana de cristal que colocó en una mesita de estar al lado de su cama, para después dejarse caer en el suave colchón de un brinco. Y no obtuvo respuesta del otro chico.

¿Qué le pasaba al albino? Si bien, sus dientes podrían recordar los afilados dientes de aquel animal, le parecía demasiado infantil llamarse a sí mismo de tal forma.