capítulo 25.

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.NO ME QUIERE COMO YO LE AMO.

Una vez entero en el vestidor observó que estaba vacío, Gustabo no se encontraba ahí, Horacio suspiro cambiándose a su uniforme policial hechando algún que otro insulto hacia el hombre de la barba poblada, y es que era realmente cansino ponerse todo el uniforme de nuevo, pues tenía demasiados complementos.

Una vez estaba listo camino fuera de la comisaría por la puerta trasera, iba a tomar el aire e intentar llamar a Gustabo para ver dónde se encontraba, pero este se encontró con Paola y Volkov hablando -. ¿Hay alguien más? -susurro Paola con voz quebradiza

-Nadie. No hay absolutamente nadie.

-¿Y... Horacio? -susurro la chica.

-¿¡Como dice!? -pregunto exaltado.

-Se escuchan rumores y... Yo... Yo creía que... Yo...

-Lo primero, usted no tiene derecho a meterse en mi vida, segundo ya sabe que yo no podría estar con alguien que es o era un criminal. Horacio lo era. No tengo que ver nada con él ni lo tendré.

Horacio escuchaba cada palabra, cada una de las palabras golpeaba su corazón casi hecho trizas.

¿Estaba solo jugando con él?

Trago duro saliendo de su escondite fingiendo su mejor sonrisa, Paola y Volkov lo observaba -. Buenas agente y comisario -dujo seguido de subir al patruya.

Volkov frunció el ceño -. ¿A dónde va?

-Patruyar.

-¿Solo? ¿Le acompa...? -Paola interrumpió al comisario caminando asta el patruya y apoyándose en la ventanilla bajada.

-¿Le acompaño yo, vale? -dijo subiendo al vehículo, Paola y Horacio se llevaban algo bien, ambos habían sido rechazados por el ruso, habían sentido el amargo sentimiento de que no te correspondan, estos al principio se lo tomaban como una competición pero poco a poco entendieron que el amor es un sentimiento demasiado fuerte como para tomárselo de esa manera con un "rival del amor".

Paola se sentía culpable, sabía que había escuchado todas y cada una de las palabras tan dolorosas que el ruso había dicho, no era la intención de la Argentina, ¡Para nada! En ningún momento pensó eso, es más, solo saco el tema para ayudar a su amigo a conquistar al ruso, por qué ella ya había asimilado si derrota.

—¿Estás bien? —pregunto la chica algo incómoda por el silencio tan amargo.

El de cresta suspiro conduciendo hasta el hospital, había recibido un aviso de su compañero para que le recogieran —. ¿Importa? —pregunto con una sonrisa triste sin mirarla —. Por muy mal que este, ese comisario de adorable cabeza no me quiere como yo le amo —la sinceridad de las palabras de este dejo sorprendida a la mujer que estaba de copiloto —. Supongo que un efecto secundario del amor es el desamor, ¿No?

—¿Te arrepientes de...?

Horacio sonrió ampliamente negando con la cabeza, su sonrisa era llena de tristeza pero con una pizca de emoción —. Claro que no me arrepiento de amarlo, nunca podría arrepentirme, prácticamente me salvó la vida, me enseñó a amar, me enseñó a querer darle todo a una persona —la sonrisa del chico se fue apagando poco a poco —. Prometí luchar por el, es más llevo casi un año haciéndolo, pero... Supongo que... Supongo que el no tiene tiempo ni para sentir sueño, es decir... ¿Por qué se iba a fijar en mi? Según él soy un gamberro que paso al lado bueno por mero aburrimiento.

—No dijo eso...

—Lo insinuó —aseguro quitándose el cinturón una vez aparcaron en el hospital.

Ambos bajaron del coche y caminaron dentro, Paola fue a ver dentro de la habitación de su compañero sofá comprobar que tal estaba y si se podían ir cuanto antes, mientras que Horacio esperaba en la sala de espera —. ¿Muy aburrido? —pregunto alguien a sus espaldas, este se giró encontrándose con el doctor que tanto conocía.

—Si sólo fuera eso... —susurro observando a Claudio.

—Oh ya veo, mal de amores ¿Eh? —pregunto el doctor —. Siento decirte que si viniste aquí por una cura...

—Vine a recoger a un compañero solo, se que la cura no exis...

—Claro que existe, solo que no me dejaste terminar —le reprendió con una sonrisa —. La cura es sencilla, pero no funciona con todos, tienes que ir al mejor bar y tomarte un par de copas, a veces es lo mejor. Pero solo funciona si vas con una persona.

El de cesta sonrió cruzándose de brazos —. ¿Así? ¿Con quién?

—Tiene que ser solo conmigo para que funcione la cura digo —el doctor se recargo a la pared.

—¿Me estas invitando?

Se encogió de hombros —. ¿Hoy a la noche te viene bien? —dijo con una sonrisa ignorando la pregunta del más bajo.

—Ojala pudiera pero Gustabo tiene le coche por qué se van a no se donde con el Audi y me quedo sin coche...

—Puedo ir a la comisaría a recogerte si quieres, puedes ponerte más guapo de lo que ya estás y nos vamos a cenar y luego a pasarlo bien —la sonrisa cálida del doctor le hizo sonreír a este también —. No se por que te ha podido romper el corazón ese estúpido del comisario —dijo por lo bajo, antes de que este preguntara de cómo sabía Claudio añadió —. Rumores. Los rumores vuelan de que te confesaste y pues...

El de la cresta suspiro —. Salgo sobre las nueve, ven pronto no me gusta esperar.

Moriría .1. INTENDENTEPLAY. VOLKACIO.Where stories live. Discover now