"León enjaulado es peligroso"

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Capítulo 3: León enjaulado es peligroso.

Cuando Dean despertó, estaba otra vez en la blandita cama de la habitación del ángel. Saltó del lecho con un movimiento brusco y se plantó delante de Castiel, quien estaba al centro, casi en la misma posición de cuando despertó la primera vez.

—¡Dónde está Sam! —gritó Dean.

El ángel lo miró con seriedad y mucha calma.

—Está con Gabriel.

—¿Gabriel? ¿El tipo hijo de perra con muchas alitas? ¿Ese es su amo?

Castiel lo miró fijo.

—Gabriel es un arcángel, uno muy poderoso y como lo has dicho, es quien cuida de tu hermano.

—Dirás su violador, ¿crees que no me di cuenta?

—No es su violador. Él no puede relacionarse con tu hermano, si este no lo consiente.

—¡Pura mierda! Mi hermano jamás haría tal cosa —vociferó el chico con majadería.

—Pues lo hizo, parece que no conoces a tu hermano. Él es sabio.

—¡Sabio mis pelotas!

—Dean, no digas tantas palabrotas. Estamos en el Cielo.

—¡Me importa una mierda! ¡Yo digo lo que se me da la gana! —gritó fuera de sí.

—Dean, cálmate, por favor. Tu hermano está bien. Te lo aseguro. Ayer hiciste un escándalo y varios ángeles se dieron...

—¡Ayer! ¡Cómo que ayer! ¡Si eso fue hace un rato! —exclamaba Dean, totalmente, desorientado.

—Estuviste inconsciente todo este tiempo, debes tranquilizarte. Ya te dije que tu hermano está bien con Gabriel y los ángeles no pueden ver más escándalos tuyos en plena calle...

Pero el chico lejos de calmarse, comenzó a enfurecerse cada vez más a medida de que el ángel hablaba. Llegó a estar tan furioso, que no razonaba las palabras de su ángel custodio. Lo único que quería era alejar a su hermano del otro ángel, ese malévolo, quien le quitó a su hermano. Trató de escaparse de Castiel, lo hizo hacia un lado y salió de la habitación a toda prisa, pero lo único que logró, fue conocer la casa por dentro.

La primera vez que la recorrió iba embelesado por el ángel, así que no se dio cuenta de nada. Sin embargo, esa no era su explicación, la suya razonaba en lo confundido y cansado que estaba, por eso no se dio cuenta el tipo de lugar donde estaba en realidad. Era un palacio, al igual que la casa de Gabriel y pese a que parecía igual en tamaño, era totalmente diferente. La otra casa tenía muebles recargados de toques extravagantes de tiempos pasados, así como relieves coloridos tipos de otras culturas, en cambio, la casa de Castiel prevalecía el blanco en todas partes y los muebles eran simples, no tan pomposos. Por fin pudo ponerle atención a los detalles y estos lo estaban calmando o quizás era que le estaba tomando mucho tiempo en encontrar la salida. Dean pudo dar con la puerta principal que lo llevaría a la calle, después de bastante tiempo de rondar por todos lados, pero el ángel la custodiaba, así que no tendría remedio.

—¡Déjame salir! —gritó Dean.

—Dean, estás muy agitado.

—¡Y lo estaré más, sino te quitas de la puerta!

—Deberías des...

Dean sintió la furia agolparse en su cuerpo y tomó la forma de un puño que estrelló en la mejilla de Castiel. El ángel solo volteó el rostro sin expresión y volvió a su lugar derecho sin problemas, ni dolor. En cambio, Dean trató de mantener la poca dignidad que le quedaba, ya que el golpe le dolió tanto como si la cara del ángel fuera de piedra. Tuvo que voltearse y tomar su mano herida en un quejido lastimero sin ruido. La sopló un poquito y sobó su puño lastimado con la palma de su otra mano.

Los Elegidos del Cielo (Destiel-Sabriel)Where stories live. Discover now