Capitulo 19: Boleto de salida

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⚠⚠⚠Advertencia ⚠⚠⚠

Capitulo fuerte se recomienda discresion.
Si no te gusta no leas, puras criticas constructivas.

Hanna

Solo han pasado dos días, dos días que se llevaron a mi niña y no sabemos nada de ella han sido las peores 48 horas de mi existencia y bueno de Paulina ni se diga.

Los secuestradores no se han reportado y eso es lo malo de un secuestro que no se reporten.

Eso quiere decir que no piensan regresarla o en los peores casos que este sin vida.

¡Dios, es que ni siquiera puedo decirlo en voz alta estoy aterrada! Tengo un nudo en el estómago en la garganta y siento que algo me falta.

¿Donde está esa niña que siempre me despertaba saltando en mi cama para que fuera jugar con ella o le hiciera Hot-Cakes?

Esa niña que prácticamente crié sola su primer año y que nunca uso su cuna porque lloraba al solo ponerla ahí.
Y yo había leído que siempre se atendiera su llanto y jamás dejarla llorando para que se calmara sola.

Eso solo provocaba que los bebés sintieran abandono y no dejaban de llorar porque ya habían aprendido sino porque se habían dado cuenta que no irías ante su llanto y se habían resignado.

Por eso dormía conmigo solo así estaba tranquila y podía dormir sin problema.

¿Donde está mi niña que tuve casi arrastrar por toda la tienda cuando quería esa muñeca tan cara del aparador?

Con tal solo 3 años Michelle hizo una pataleta al ver esa muñeca con caireles castaños, ojos grandes, pestañas largas y una carita angelical.

-Michelle: Tielo la muñeta tiaaaa...

Arrastraba sus pies por toda la tienda y lloraba a gritos como si la estuvieran matando.

La gente me miraba mal, esas miradas incómodas como ¿A que hora le metes un chingazo? O también de ¿Que le hizo a esa pobre nena que esta llorando?

¡Dios, odiaba esas miradas acusadoras! La gente siempre se mete en lo que no le importa y siempre juzga como si ellos tuvieran hijos perfectos.

Pero nunca me atrevería a ponerle una mano encima a Michelle tanto su madre como yo acordamos no usar la violencia además ninguna se atrevía.

Ay Frank ¿Donde te metiste?

Así que ahí estaba por toda la tienda con una nena arrastrándose a grito abierto y llorando que le comprara la estúpida muñeca.

-Michelle calmate por favor entiende que ahorita no puedo pero lo haré cuando el abuelo me deposite.
Venimos por tu muñeca lo juro.

Me había agachado a su altura y ella me miraba haciendo un puchero, sus ojos llorosos y su carita roja pero el esfuerzo.

-Michelle: ¡Yo la quiero ahora!

Me grito y siguió llorando mientras yo abria mi boca sorprendida porque me grito, más aparte porque de nada había servido lo que había leído sobre la crianza respetuosa.

Yo no sirvo para esto.

Pero paciencia, paciencia, paciencia era lo que recomendaban las psicólogas y nunca ceder ante el berrinche.

-Se que la quieres pero ahora no se puede bebé.

Michelle volvió a llorar y gritar que se la comprara mientras yo suspiraba.

Tras Los Pasos de MichelleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora