✎Capítulo 1: Adiós, New York

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Si alguien me hubiera contado aquel día, todos los embrollos que me esperaban, me hubiera reído en su cara.

En fin, ya eran las nueve y media de la mañana y la bocina del auto de mi madre comenzaba a estrepitar afuera.

Aún no encontraba los audífonos (en realidad siempre los dejo tirados por alguna parte) y no planeaba viajar sin ellos cuando eran tantas horas de vuelo.

—¡Eun Hee, baja con esa maleta de una vez! —gritó mi madre, que había salido del coche algo alterada.

—¡Un momento! —pedí mientras rebuscaba —es que no encuentro los...¡oh!

Siempre estuvieron debajo de la cama.

—¡Ya voy! —repuse después de guadarme los auriculares en un bolsillo de mis jeans.

Bajé a toda carrera, casi cenándome el tercer escalón cuando tropecé con mi maletaza.

No era una maleta gigantesca pero, dada a mi no tan alta estatura y a mi delgada complexión, representaba una amenaza mortal atravesada en aquellos estrechos escalones.

—Hija, ten cuidado —agregó preocupada y tomó mi equipaje —No queremos que llegues a Corea con un yeso.

—Lo sé, ¡es que estoy muy emocionada! —di pequeños saltitos hasta llegar al auto.

Mamá guardó las maletas detrás.

—Ha pasado un año. Ya por fin podré ver a Namjoonie de nuevo —sonreí con nostalgia-Lo extraño mucho.

—Tranquila, ayer hablaste con él y te recibirá en el aeropuerto como acordamos todos —dijo y me abrió la puerta del auto.

Asentí con una sonrisa y nos pusimos en marcha.

Mamá siempre ha tenido tiene ese don para calmar.

A su lado, siento que todo va a estar bien. Por eso me pregunto, ¿qué pasará ahora que me voy lejos?

Siempre he vivido aquí, en New York. La casa que acabo de dejar atrás ha sido mi hogar durante estos dieciséis años. Incluso mi padre, Kim Sang Bum, vivió allí hasta que tuve cinco años.

Después del divorcio, él partió hacia Corea del Sur. Mi madre y yo nos quedamos aquí, en esa casa.

No tengo hermanos consanguíneos. Namjoon es mi hermanastro y técnicamente mayor, solo por tres meses.

Un año después de la separación de mis padres, papá se casó con Kim Na Na, madre de Namjoon y joven viuda

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Un año después de la separación de mis padres, papá se casó con Kim Na Na, madre de Namjoon y joven viuda.
Namie perdió a su padre en un accidente automovilístico y ahora considera a mi padre su padre también.

Cuando visitaba Corea siempre la pasaba muy bien con ellos, aunque fuera por poco tiempo.

¿Cuál es el punto de mi viaje hoy?
Pasado mañana mi madre tendrá que viajar a Europa por un importante proyecto de su empresa de comercio textil, y prefiere que me quede con ellos para comenzar en mi segundo año de preparatoria.

¿Será qué todo estará bien durante estos dos años que estaré en Corea?

—Ya llegamos —me avisó apagando el motor y me miró por el espejo antes de bajarse —¿No olvidas nada? —preguntó, como si fuera inútil hacerlo.

Sin dudas, ella está consciente del despiste característico de su hija.

—Calma mamá —reí —Si necesito algo estoy segura de que Nam me ayudará a conseguirlo.

—Más te vale llamar cuando aterrices —habló con ese tono exigente de madre sobreprotectora —si no, pondré a la aduana a buscarte.

—Entendido, Señora Kim —respondí con un saludo militar.

Se quedó conmigo hasta el último momento. Para mamá sigo siendo una niña pequeña, y disfruto de sus dulces tratos.

—Vamos, rápido, que el avión no te esperará como yo —me entregó la maleta y la hice a un lado para abrazarla.

—Te quiero mami, te voy a extrañar un mundo —los ojos se me cristalizaron y sentí esa presión en los pulmones que no te deja respirar.

—Yo más mi niña, yo más... —acarició mi cabeza y depositó un beso en ella—Ten cuidado y buen viaje.

—¡Adiós! —sequé mi rostro y agité la mano despidiéndome.

No había sentido el peso de marcharme, hasta que este preciso momento llegó.

Ahora sí que no había vuelta atrás. Iba dispuesta a pisar el suelo coreano y a demostrar las agallas de una chica extranjera.

Continuará...

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