silence 𔘓 hyunmin ; seungjin os

silence

capítulo único
silence

Todo el mundo está buscando un amor,
para iniciar un motín.
Pero cada vez que miro en tus ojos,
el mundo se calma.
Así que déjalo ir, déjalo caer, déjalo volar.
Y sigue intentando.

Trazabas con cuidado la pintura espesa contra el material pálido, entrecerrando tus ojos, pacientemente observabas cada detalle. Alrededor tuyo, en plena tranquilidad, se perseguían niños muy ruidosos, algunos jóvenes se gritaban cosas torpes y muchachas charlaban animosamente a un lado. Gruñiste, sintiéndote como un anciano, quisiste pedirles que se callaran de una maldita vez, pero te mordiste la lengua e intentaste concentrarte en tu única habilidad.

- ¡Fue tan lindo conmigo! - Suspiraba una de las tantas féminas en la sala. - Me regaló un ramo de rosas y prometió que me buscaría en la noche.

- Siento tanta envidia. - Decía otra, saltando ligeramente sobre el suelo de madera, haciendo resonar los ligeros tacones de sus zapatos, aquel sonido golpeando tus oídos. - También quiero encontrar el amor.

- ¿Y qué piensas de Hwang HyunJin? Es muy guapo.

Al ser mencionado rodaste los ojos, "allí van de nuevo", pensaste.

- Definitivamente lo es, quiero pedirle una cita pero parece muy gruñón y aburrido.

- ¿Y? ¿Acaso eso importa? Su rostro es demasiado perfecto, su altura, ¡todo!

Giraste hacia ellas, alzando el dedo índice contra tus labios, pediste silencio con la mirada acompañada de un ceño fruncido. Las cinco presentes dieron un pequeño aspecto de impresión, para luego retirarse a seguir cotorreando a otro lugar.

Sonreíste para tus adentros, volviste tu mirada hacia la pintura, pensando en qué le faltaba. Parpadeaste un poco, hasta que alguien tomó asiento al lado tuyo, sin pedir permiso, nada de nada.

"¿Y éste quién se creé?", pensaste, dispuesto a interrogarlo y pedirle, no tan amablemente, que se retire.

Al lado tuyo, un joven de rostro delicado, ojitos caídos y cabellos castaños observaba con atención tu trabajo. Un aura de serenidad rodeándolo, pestañeó continuamente y sujetó la cámara que colgaba de su cuello con ambas manitos. Sin permiso alguno capturó la pintura con el objeto entre sus dedos, para al fin enfrentarse a tí cara a cara.

De repente, por alguna razón aún desconocida para tí, todo el mundo pareció calmar. Ya no escuchaste nada más que los latidos desenfrenados de tu propio corazón. Te sonrió.

Oh, su sonrisa.

Tragaste saliva y le devolviste el gesto. Entendiste, al fin, que el amor a primera vista sí existe. Y pudiste comprobarlo con aquél desconocido.

;-'[☆]'-;

Tal parece que al castaño le pareció que, al devolverle la sonrisa, habías dado la autorización para que se siente a tu lado todos los días, observándote en tu intento de culminar con la pintura que anhelabas plasmar con tanto empeño.

Pero este día él no pareció tener ganas de sentarse al lado tuyo, porque fue directo hacia el piano.

Te pareció buena idea acercarte, y, tomando su rol, fuiste tú el que se acomodó a su costado. Lucía indeciso en si empezar o no.