Lights up » chuulip

S E V E N

El sueño comenzó a invadir el rostro de la pelicaramelo. Jiwoo bostezó, cubriendo su boca con su mano mientras sus ojos se cerraban por unos segundos. El café estaba tan tranquilo y como había dormido tan solo un puñado de horas la noche anterior, ese momento reunía todas las condiciones para dormirse con tranquilidad.

Jaehyun sacó la bandeja de galletas de miel y la dejó encima del horno, para colocar dos bandejas más dentro. Cerró con cuidado el horno y programó el tiempo necesario para que se cocinaran. También bostezó y mientras refregaba sus ojos, caminó hasta la máquina de café para prepararse uno, negro y amargo para despertarlo para la jornada.

Los Martes solían ser los días más apagados en el café, era un día en el que las personas preferían cumplir con sus tareas en vez de reunirse a beber un café. Jiwoo no lo catalogaría como el peor día para las ventas, pero si era un día aburrido para ella y para el personal. Por los altaparlantes sonaba una melodía tuene que hizo a Jiwoo bostezar nuevamente, apoyando su rostro en su palma. Jaehyun capturó su mirada y rió luego de que ambos bostezaran con solo verse.

—Jae, porfavor, cambia la música. Me estoy muriendo del cansancio. -El mencionado asintió, cambiando la música en la pequeña máquina conectada a los parlantes. La dulce voz de una de las solistas más populares, inundó el café, Jiwoo sonrió inevitablemente y comenzó a moverse al ritmo de la música con una pequeña sonrisa. A Jaehyun se le encogió el corazón al percatarse de lo vivaz que la mayor se encontraba, él y el resto del personal se había percatado de la tristeza detonante en Jiwoo los últimos días pero lentamente, Heejin, había llenado esos huecos con su presencia recurrente y sus bromas tontas.

Aunque, sería injusto darle todo el crédito a Heejin. Había algo emergiendo dentro de Jiwoo y ni ella sabía exactamente que era, solo estaba viviendo, porque quería hacerlo, porque no se iba a caer mientras tuviera de donde sostenerse. A su barista le pareció hermoso verla así.

Jaehyun dejó un pequeño frasco plástico delante de Jiwoo, quien sumaba cifras en una servilleta, tarareando la melodía de la canción. La castaña lo miró con los ojos arqueados, ni bien notó la presencia, mientras el contrario dejaba un vaso de vidrio, llena de agua hasta el borde.

—Hora de tus medicinas. -Habló sin más, alejándose para controlar sus bandejas en el horno, sin embargo, Jiwoo sabía que estaba controlando que se las tomara como una madre a su pequeño hijo, ahora se habían invertido los roles.

Su diagnóstico médico no fue algo que ella le hubiera informado a su personal, si no que lo había hecho Heejin para pedir la mayor colaboración posible por parte de todos. La doctora Son había sido específica en las siguientes consultas, emociones fuertes la harían sentir ese horrible dolor y también sucumbir a los desmayos constantes, así que solamente se dejó atender por su mejor amiga y agachó la cabeza cuando esta le pedía a todos que la cuidaran.

Por suerte, el personal del café eran como su familia y todos se habían encargado de poner su granito, e incluso más, para cuidar a Jiwoo. Quien estaba de turno se encargaba de darle sus medicinas, pues la mayor aún no se acostumbraba a controlar sus horarios, Hyejoo le llevaba el almuerzo todos los días y se quedaba a hacerle compañía, siempre con cuidado de no sacar a conversación algo que pudiera ser demasiado fuerte para la castaña. Sus amigos buscaban que no se sintiera sola e incluso la consentían aún más y aunque la avergonzaba, también le agradaba estar rodeada de ese cariño.

Dedicó una mirada rápida sobre el hombro hacia Jaehyun, quien se la devolvió y avergonzado, continuó con su trabajo. Jiwoo rió levemente, continuando con sus cuentas.

Soltó otro bostezo y luego se llevó la pastilla a la boca seguido de un largo trago de agua. Tardó alrededor de cuatro minutos de tomársela por completo y aunque se sentía ridícula por tardar tanto, sonrió levemente porque cuatro minutos era un tiempo considerablemente bueno para ella.