25. Jimin.

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Capítulo veinticinco.

Día 18.

Despierto, mi cuerpo está enredado con el de Jungkook, algo que se me estaba haciendo costumbre. Estiro mi mano para ver el reloj y abro los ojos como platos.

—¡Jungkook, despierta! —lo sacudo

—¿Que sucede? —dice con voz ronca.

—¡Nos hemos quedado dormidos!

—Entonces sigamos durmiendo.

—¡Jungkook!

—¿Qué?

—Levanta tu culo.

—Ya va, mujer —se pone de pie y entra al baño.

Salgo de la cama y me quito su pijama. Me pongo el vestido que llevaba en la noche y entro al baño con Jungkook para cepillar mis dientes y arreglarme un poco.
Jungkook me abraza por la espalda, besando mi mejilla.

—Eres tan linda por la mañana —sonreí.

—Cállate.

—¿Que hora es?

—Las seis. Debemos apurarnos, tenemos una hora hasta mi casa.

—Vámonos, señorita no dejo de dar ordenes —golpeo su hombro— pero antes buscaré algún abrigo para ti o morirás de hipotermia.

07.00 am. 

No llegaría ni de broma a la escuela. Aún estábamos a treinta minutos de mi casa y llevábamos estancados en el mismo lugar hace un largo rato por culpa del tráfico.

—Tomaré otro camino, es más largo pero te aseguro que aquí tardaremos mucho más —asentí, ¿qué más daba?

Siguió conduciendo. Yo solo me limitaba a admirar el paisaje que dejábamos atrás.
Varios minutos después, comencé a reconocer la zona dónde nos encontrábamos. Le pedí a Jungkook que parara unos metros más adelante.

—¿Que sucede?

Estacionó a un costado de la calle y me bajé del coche. Caminé tan lento como nunca hacia la entrada.

—Charlie, ¿Por qué estamos en un cementerio?

Seguí caminando. Tragué saliva y tomé una buena cantidad de aire cuando comenzaba a acercarme. Varios pasos después llegué a dónde quería.

Jimin Payne

Por siempre en nuestros corazones. Tu vida perdurará en nuestra memoria.

Q.E.P.D

Me senté frente a aquella lápida en dónde se encontraban los restos de mi hermano.
No sentía a Jungkook detrás de mi, me alivié de que no me viese así de rota.

—Jimin, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que vine a visitarte? —comencé a hablar mientras acariciaba su foto— Lo siento, sabes que a mamá y  papá no les gusta venir aquí. Te extrañan tanto, como yo. No tienes idea de lo difícil que es. —sequé una lagrima— Es difícil estar sola. Con frecuencia me pongo a pensar, y me destroza saber que podrías estar aquí conmigo, viviendo una vida normal. Comiendo juntos, viendo películas, haciendo cosas de hermanos, no sé. Soportaría que me molestes, que me protejas y me celes. Odiarías a Jungkook —sonreí— pero sé que en el fondo te caería bien. El me recuerda mucho a ti, y está ayudándome más de lo que creía, ya no me siento tan sola, ¿sabes? —presioné mis labios— Podría hablarte de él todo el día, pero no quiero aburrirte. Sólo quiero que sepas que estoy siendo feliz. No del todo, aún me haces mucha falta, pero más de lo creí serlo alguna vez —sequé otra lagrima, o varias en realidad, hacía tiempo tenía todo esto guardado— Te enojarías conmigo si me vieras ahora, odiabas que llorara. "La vida es muy corta para pasártela llorando, Charlie, madura" Era lo que siempre me decías, aunque era una niña, no sabía nada sobre madurar. Tampoco que la vida podía ser tan corta, no lo supe hasta que te fuiste. Merecías estar más tiempo en este mundo. Y el mundo merecía más de ti —apoyé mi mano en el rectángulo de mármol grabado— debo irme Jim. Pero antes voy a prometerte que vendré más seguido. Te amo, hermano.

Limpié mi rostro con ambas manos y respiré hondo durante unos segundos antes de levantarme. A unos metros se encontraba Jungkook, sus ojos llenos de agua se encontraron con los míos. Sabía que había escuchado todo lo que salió de mi, pero no hizo falta que ninguno de los dos dijera nada al respecto. Agradecí que así fuera.

—Vamos a casa —dije al tiempo que me abrochaba el cinturón. 

—No tienes que hacerte la fuerte Char, no conmigo —me aseguró y apreté mi mandíbula para no llorar. Asentí.

Arrancó el coche y condujo nuevamente hacia la casa. En cuanto entré en ella me dirigí a mi habitación con prisa. Abrí la ventana y salí al techo. Me senté sobre las tejas, que se encontraban algo húmedas por el clima, pero poco me importó.
No lloré, ya había llorado demasiado, solo me quedé ahí, en silencio, con los ojos cerrados. Recuperándome de toda la carga emocional que me había dejado el encuentro con mi hermano.

Debo haber estado en esa posición al menos una hora.

—Así que este es tu escondite —escucho la voz de Jungkook detrás de mi.

—¿Que sucede?

—Quería saber como estabas, y decirte que las chicas han hablado conmigo para preguntarme porque no habías ido a clases.

—Estoy bien.

—No me gusta verte llorar, y estoy seguro de que a tu hermano tampoco le gustaría —acarició mi mejilla.

—No es solo por eso que estoy triste.

—¿Qué otra cosa te está afectando?

—Que mis padres están por regresar y yo cometí un error.

—¿Cuál?

—Enamorarme de ti.

© Bajo Las Reglas -𝙅𝙐𝙉𝙂𝙆𝙊𝙊𝙆Where stories live. Discover now