Capítulo 1: "No Puedo Dejarla"

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Los Ángeles, California.

Narra tú:

Acompañé a la primera ministra a una conferencia de prensa que tenía programada para el día de hoy, cuando salimos de su oficina se encontraba una multitud protestando acerca de la caza ilegal de animales y también la venta de la piel de estos; muchos dicen que ella está detrás de esta mafia, pero yo puedo decir que no es verdad ya que voy con ella a todos lados. Detesto que las personas hablen cosas que no son solo para hacer daño.

- ¿Primera ministra, lo que dicen es cierto? - preguntó unos de los periodistas que estaban cerca de ella. Mis colegas y yo tratábamos de alejarlos, pero era imposible.

- Por supuesto que no, yo estoy en contra de esto...

Un hombre con gafas, gorra y casaca pasó entre los periodistas y sacó una botella de pintura de su bolsillo y se lo aventó, lo tomé del cuello, rodeé su cuello con mi brazo y lo reduje. Mis compañeros se encargaron de ese sujeto, la primera ministra estaba esperando en el auto totalmente asustada.

- Ahora la saco que aquí, no se preocupe - arranqué el auto.

La primera ministra canceló la conferencia que tenía por el incidente que acaba de suceder y nos fuimos a su casa. Su esposo al igual que sus pequeños hijos la recibieron con un abrazo, ya que era lo que más necesitaba, al ver esta escena me dirigí a la cocina y vi que Isabel y Rosita estaban preocupadas.

- ¿Cuándo terminará todo este martirio para la señora Smith? - preguntó Isabel, la nana de los pequeños.

- No lo sabemos, nana. - dije bebiendo mi vaso con agua - Dios no quiera pase algo peor.

- Que la boca se te haga agua, mi niña - juntó la manos y suspiró.

- Los pequeños me preocupan - dijo Rosita una las sirvienta.

- Ellos son los que más sufren - me senté en unas de las sillas que habían ahí - sus compañeros se burlan de ellos, me he ganado con eso en varias ocasiones.

Isabel y Rosita se miraron y soltaron un largo suspiro, después de unos minutos comenzaron a cocinar para despejar la mente, les ayudé para así sentirme útil ya que la señora no saldrá por hoy.

Después del almuerzo decidí dar un paseo por el jardín y los niños se sumaron a esto, jugamos a las pistolitas, a las escondidas, a policías y ladrones y yo siempre era la ladrona. Ya cansados nos recostamos sobre el césped, miramos hacia el cielo y vimos que las nubes tenían varias formas y conversamos de ello hasta que Will, mi compañero y mejor amigo, me mandó a llamar.

- (Tn) , la señora te mandó a llamar - se acercó a nosotros.

- Vale voy para allá - me levanté - te los encargo.

- Como diga, jefa - sonrió.

Al escuchar su comentario sonreí y me dirigí al despacho de la señora, ya que ahí me debe de estar esperando. Toqué dos veces y escuché un adelante, giré la perilla y entré, se encontraba la señora junto a su esposo y supuse que esta conversación sería seria.

- ¿Para que me mandó a llamar? - caminé hacia ellos.

- Siéntate, por favor - me senté en el sillón que estaba frente de ella - todo este tiempo que cuidaste de mí y mi familia lo hiciste de la mejor manera y te agradezco por eso - me miró con sus ojos cristalizados - mis hijos te agarraron cariño, te ven como una segunda mamá y pasan momentos muy agradables- bajó la mirada - y pensar que ya no será así.

- ¿Cómo? - pregunté sin entender.

- Renunciaré a mi cargo - cayó una lágrima por su mejilla - y por lo tanto no necesitaré de tus servicios - dijo con un tono de tristeza.

Corazón Valiente (Novela De Michael y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora