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Taeyong se lo ponía a pensar y era bastante raro y para nada común lo que pasaba. Es que en serio, ¿un fantasma de su mejor amigo está asustándolo?

Eso claramente podía ser una historia ficticia o cuento fantástico. Pero no, estaba pasando realmente en su vida.

Pero, ¿Qué pasaría si ese fantasma terminaba siendo su amor? Es imposible.

E incluso, ¿si quería matarlo? absurdo.

Él nunca creyó en los espíritus, ni en cosas que podrían ser obras de imaginación de alguien que sólo quería sostenerse en alguna creencia. Tampoco era religioso, sin embargo, sí creía en Dios

Sólo que... ¿Dónde estuvo Dios el día en el que sucedió... eso?.

Sus pensamientos lo comían por dentro. Su cabeza cada vez pasaba de pensar a momentos hermosos con su mejor amigo, a verlo colgado de una cuerda.

Su respiración iba un poco más acelerada junto con su corazón; estaba todo muy extraño, nunca había pasado esto, se sentía simplemente muy exaltado, con muchos nervios y con demasiadas voces en la cabeza diciéndole lo culpable que era por la muerte de esa persona que, últimamente, estaba mucho en su cabeza.

Tocó su pecho, subía y bajaba con rapidez y estaba muy cálido, pero no de una buena forma, estaba ardiendo.

Fue rápido al baño; tratando de ignorar a su mente lo que le decía, sin embargo, era imposible.

Trató de sacar su camisa, pero sus piernas fallaron, haciéndolo caer al piso, muy tembloroso.
Se colocó contra la pared, estaba fría, eso lo hacía bien, ¿Qué estaba pasando? se preguntó.

Las lágrimas salían sin más no poder, se estaba agobiando de todo, era horrible el montón sentimientos acumulados ante la situación.

Taquicardia, sudor, calor, lágrimas, nervios, miedos, voces en su mente, respiración regular y agitada al mismo tiempo. Todo eso podía sentir. Más la culpa.

Como si tan sólo fuera obra de magia, alguien llamó a la puerta de su casa, Taeyong trató de gritar, pero no podía, así que sólo agarró lo primero que encontraba y lo tiró hacia el piso, rompiendo todo, logrando que quien sea que estuviera allí, llamara a la puerta de nuevo con golpes más sonoros

Se levantó tambaleandose y caminó hacia la puerta cayéndose en el intento, así que lo que pudo hacer fue soltar las trabas de la puerta y sintir que el mundo iba para abajo junto con él, se estaba quedando sin aire. Cayó al piso golpeando su estómago, estaba cansado. Pudo visualizar a alguien entrando por la puerta.

Todo iba mas rápido de lo que pareció.

Lo último que puso hacer fue soltar un susurro, llamando el nombre de quien vio.

- Yoon.. Oh.

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Escuchó un ruido de algo rompiéndose, venía de adentro, pensó que quizás habría alguien allí robando. Pensó en llamar a la policía como alguien normal, pero sólo golpeó la puerta de nuevo con sus nudillos, escuchando un ruido como respuesta de algún objeto callendo de nuevo.

Se asustó y guardó lo que tenía en las manos, llevando su mano al picaporte. Quería entrar, algo le decía que entrara, pero sería violación de privacidad, así que decidió esperar.

Escuchó a alguien caer, así fue como decidió agarrar de nuevo el picaporte, girando aquello y entrando lentamente, no pensó que estuviera abierto.

Miró para los lados, dándose cuenta que había alguien en el piso, era él.

Cerró la puerta y se acercó a la persona despacio, examinando con la mirada el lugar, tratando de descifrar si había alguien más allí, pero no.

Alzó el cuerpo con la poca fuerza que tenía y lo llevó a la primer habitación que encontró. Rapidamente, lo acostó en la cama que había.

Pensó en algunos conocimientos que tenía sobre medicina y probó si estaba muerto, tomando su pulso.

Habían signos vitales.

Se tranquilizó un poco y tocó su mejilla con su dedo para tratar de despertarlo, pero no hubo respuesta. Quizás sólo estaba dormido, pensó.

Agarró almohadas y las puso debajo de la nuca de aquel chico casi muerto. Llevó sus manos debajo de la camiseta de aquél y la puso sobre su pecho, el chico estaba muy agitado y su respiración no iba tan bien.

Pensó que sería mejor despertarlo así que tomó sus hombros y los agitó levemente hasta que logró hacer que el chico abriera los ojos rápidamente, pareciendo asustado.

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Desperté en mi habitación, tenía la vista borrosa, pero pude ver la silueta de un chico a mi lado, mirándome.

Mi vista se hizo clara y pude ver su cara.

- ¿Quién eres y qué haces en mi casa? - dije con voz entrecortada, no podía hablar bien -

- Al fin, creí que morirías o estarías en coma. Soy Chenle - sonrió -. Te encontré tirado en el piso y te traje aquí. Pudo haber sido interesante encontrarme con un cadáver, pero me alegro que estés vivo.

- ¿Chenle?, ¿No eres el chico que me dijo que me conocía en la casa de Ten? - pregunté tratando de recordar -

- Algo así. Si. - dijo mirando a otro lado -

- ¿Cómo sabías en donde vivía?, más bien ¿Por qué viniste?

- Soy cartero de medio tiempo los sábados, así que me dijeron que entregara esto a esta dirección, sólo que no sabia que te encontraría aquí- extendió con su mano agarrando una carta -

La agarré y en cuanto la abrí y vi un poco de lo que decía, todo se volvió oscuro, nuevamente.

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⏰ Última actualización: Mar 09, 2021 ⏰

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