🌙 | Just hold my hand...

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La sonrisa de la persona que más amas puede alegrarte un día totalmente nublado.

Pero cuando una persona tiene tal poder en ti, es como un arma de doble filo, que puede cargar una felicidad inmensa al igual que un gran dolor.

Él sentía que cada que miraba al de máscara de oso su corazón bailaba al sonar de sus propios latidos, invadiendo su cuerpo de aquel agradable sentimiento que lograba causar el de hebras teñidas. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo mientras tragaba en seco, con la mirada perdida.

La sonrisa del menor inundaba la mente del de orbes morados, que ahora se encontraba en su habitación en aquella gran isla flotante, refugiándose de la fuerte lluvia que era acompañada por un frío viento. ¿Donde estaba la mente del dueño de aquel lugar? Clavada solamente en una botella de vino que su propia cosecha, sin interés alguno en esta, pero sus pensamientos eran completamente opacados por el chico de ojos verdes con máscara de oso.

La primera sonrisa triste se asomó por sus labios al recordar el momento donde su mundo se cayó a pedazos con solo una simple noticia.

"Le he pedido a Nieves que sea mi esposa... Y ¡ella me aceptó!"

La felicidad de su compañero seguía presente en su mente, a la par que sentía como su corazón se quebraba lentamente, tan lentamente que juró que podía escuchar cada crujido cuando este se terminó de quebrar por completo, deteniendo aquel hermoso baile lleno de emociones intensas, que ahora le lastimaban tanto como una daga.

La primera lágrima cayó, dejando paso a muchas más que resbalaban por sus mejillas, humedeciendo estas. Con brusquedad tomó la botella de aquel embriagante licor en sus manos para abrirla sin problema alguno con estas, sin esperar más dirigió sus labios a la boca de dicha botella y bebió de una el contenido en su interior.

Era la séptima botella de aquella noche, el alcohol en su sistema no era lo suficientemente fuerte para opacar los sentimientos del azabache, ni el dolor que este sentía.

Otra botella hacía la pequeña pila que se estaba creando a un lado de su cama.

Con su mirada amatista ahora fijada en la lluvia que empapaba aquel pueblo, hundiendo sus ánimos.

Los recuerdos con su amado pegaban tan fuerte como las olas, las lágrimas caían sin cesar al igual que la lluvia y el alcohol comenzaba a surtir efecto poco a poco.

"Me alegro por ustedes..."

Aquella mentira salió de lo más profundo de su garganta, aguantando las ganas de llorar en cuanto observó la emoción y alegría reflejada en las orbes esmeraldas de su compañero.

Vaciló a la hora de levantarse de la cama, tambaleándose de forma leve ante la rapidez de su reacción involuntaria, dejándose llevar por los sentimientos que se encontraban a flor de piel, sintiendo como un pequeño vacío crecía lentamente en su pecho, con el horrible a la par que característico nudo en la garganta, los ojos vidriosos y levemente hinchados. Con botella en mano sus pasos se dirigieron a la puerta de aquella habitación, cruzando esta para bajar sus escaleras con torpeza, seguido de ello abandonó la mansión, sin importar el cómo las gotas comenzaban a mojar sus ropajes y cabellos, fundiéndose en el frío del ambiente.

Soltó un largo suspiro, no estaba totalmente en sus cabales, el control de sus acciones estaba en lo que sentía en aquellos momentos, dolor, ira, rechazo... decepción consigo mismo.

Las puertas de la imponente entrada de la muralla de roca se abrieron, sus pasos arrastrados, los brazos colgando de forma leve y cargando consigo el peso de su propia miseria, bajó de su isla por el ascensor y sin cuidado alguno cruzó su destrozada puerta, dejando que sus pies guiarán su camino.

Just hold my hand [Rubegetta One-Shot]Where stories live. Discover now